OAKLAND – Los Cleveland Cavaliers hicieron lo que parecía imposible. Se convirtieron en el primer equipo campeón de la NBA que remonta una desventaja 1-3 en las Finales, al vencer 93-89 a los Golden State Warriors. Los Cavaliers dieron el primer título en alguno de los cuatro deportes principales a la ciudad de Cleveland en 52 años.
Y LeBron James cumplió su misión y palabra, cuando decidió regresar a la región que lo vio nacer física y profesionalmente. James distó de tener su mejor partido en puntos de las Finales NBA, pero su presencia, su defensa y su impetu fueron suficientes.
Terminó con triple-doble que incluyó 26 puntos, 11 rebotes e igual número de asistencias. Fue una serie final que será recordada por generaciones. Más pareja, imposible, luego de que ambos equipos llegaron con 610 puntos idénticos y con 1:19 por disputarse estaban empatados a 89 por lado. Pareció que las piernas de James respondían poco en la última parte, cuando entre los minutos cuatro y uno por disputarse falló cuatro tiros abajo del aro consecutivos.
Del otro lado, Draymond Green batallando contra todo y todos. Sus 32 puntos, que incluyeron seis triples fueron los que mantuvieron de pie las esperanzas de bicampeonato de una arena completa. Green además logró 15 rebotes, que significaron demasiado para unos Warriors que llegaron con Andre Iguodala sufriendo de la espalda. Stephen Curry nunca fue el mismo de las rondas anteriores y temporada regular en las Finales.
Este domingo, en el juego decisivo, logró 17 puntos, pero sólo cuatro triples, tras fallar varios descubierto por completo. Igual sucedió a Klay Thompson, quien sólo marcó dos desde afuera del arco entre sus 17 puntos. Los Cavaliers, además de James tuvieron otra vez en Kyrie Irving al escudero de James con 26 puntos que sirvieron para regresar la dosis de hace un año a los Warriors, cuando se coronaron en Cleveland. Kevin Love no fue figura, pero contribuyó a la causa de Cleveland. Love anotó 9 puntos y capturó 14 rebotes. Y así los más de 20 mil aficionados que llenaron la duela, salieron incrédulos, pensando que era una pesadillas el sentirse arrebatados de un título que parecían conseguir aquí mismo hace una semana o después de los primeros dos de la serie, en los que Cleveland casi ni las manos metió.
UN PARTIDO PAREJO HASTA EL FINAL
Así como llegaron las Finales a su séptimo juego, así transcurrieron los primeros 24 minutos en la duela. Ambos equipos se fueron de la mano en anotaciones, aunque por diversas razones. Los Warriors agradecieron los 22 puntos antes de ir al descanso de Draymond Green, quien arrancó perfecto en cinco intentos de triples. Similar al juego anterior, Stephen Curry mostraba su frustración después de dos faltas personales y un bloqueo de James.
De cualquier manera le alcanzó para nueve puntos en una alineación titular en la que el resto de los muchachos de Golden State brillaron por su ausencia en el marcador. Del lado de los Cavaliers, James igual que en toda la serie con una primera mitad de ensueño, que incluyó 12 puntos, ocho rebotes y dos agresivos tapones. Kevin Love se apuntó siete rebotes en el primero periodo y de ahí al descanso otra vez desapareció. La primera mitad terminó 49-42, la máxima ventaja para cualquiera de los dos equipos en una franca dependencia de los Warriors del disparo fuera del arco (10 de 21) ante unos Cavaliers que apenas encestaron uno de 13 triples intentados en los 48 minutos iniciales.
El tercer periodo comenzó rápido para los Cavaliers que remontaron la desventaja y se pusieron por encima de los Warriors hasta por siete puntos, gracias a que Irving por fin reaccionó en la pizarra con ocho puntos en el cuarto. Golden State reaccionó gracias a la "reaparición" en la serie de Harrison Barnes, quien anotó siete puntos en el tercero, luego de que sumó dos puntos entre los Juegos 5 y 6.
Por Carlos Nava, ESPN