BARCELONA — El Barcelona enlazó su segunda derrota consecutiva en la Liga y los fantasmas arrecian alrededor del campeón. Tras empatar en Villarreal y perder el Clásico, el campeón sufrió la derrota habitual en San Sebastián y sumando un punto de los últimos nueve ha convertido el paseo por la Liga en un camino de espinas, en una cuesta que ahora aparece inmensa. Ver para creer.
Un gol de Oyarzabal a los cinco minutos y en el primer remate a puerta de la Real Sociedad, descompuso de mala manera al equipo de Luis Enrique, que completó una primera mitad de pesadilla y no le alcanzó en la segunda, a pesar de poner toda la carne en el asador, para remontar la situación.
¿Atraviesa una crisis de identidad el Barcelona? Ausente por sanción Luis Suárez y con el duelo de Champions en el Calderón en puertas, el entrenador azulgrana arriesgó dejando en el banco a Iniesta, Alba y Rakitic…Y a los tres acabó acudiendo con urgencia en una demostración evidente de que su confianza en el vestuario es muy limitada.
Le dio Luis Enrique presencia a Rafinha y liderazgo a Arda Turan y mientras el primero dio síntomas de estar lejos de su mejor forma (replegó con una lentitud exasperante), el segundo nunca se soltó, arriesgando lo mínimo y pasando absolutamente desapercibido hasta que Alba ocupó su lugar a la hora de partido. Para entonces el Barça, enchufado con Iniesta, ya era el dominador de la situación. El manchego le devolvió el tono… Pero no el remate. Ahí se mantuvo apagado el equipo catalán. Ya desde el primer minuto.
La Real Sociedad, como avisó Eusebio en la víspera, jugó a minimizar las virtudes del Barcelona y encontrándose con la fortuna del gol de Oyarzabal, que remató de forma tan espectacular como a placer, se acomodó a la inesperada situación de un encuentro ya conocido en las pesadillas del campeón. Al equipo de Luis Enrique le tocaba a partir de ahí remar a contracorriente. Y si de entrada no pareció preocuparse demasiado, a medida que fueron pasando los minutos aumentó la ansiedad en la misma medida que aparecían las preguntas. ¿Dónde está Arda? ¿No desborda Neymar? ¿Y Messi? ¿…?
La Real Sociedad no minimizaba, más aún, anulaba a un Barcelona camino del cortocircuito, que no remató entre palos hasta pasada la media hora. Y que se fue al descanso así, deprimido y sin entender nada.
SIN SOLUCIÓN
Reaccionó en la caseta el entrenador metiendo a Iniesta por Rafinha y el campeón se desperezó. Comenzó a circular mejor el balón y a replegarse, por obligación la Real. Eusebio entendió que el primer cuarto de hora podía ser fundamental en la suerte del partido y ordenó una presión sorda, retrasada y agobiante que dio un resultado excelente. Y en último término acudía al rescate Rulli, mayúsculo a un disparo de Iniesta y seguro, tanto por arriba como por abajo… Para comenzar, ya sin disimulo, a contemplarse los nervios absolutos entre los jugadores del Barça.
Acabó Luis Enrique por colocar en el campo a sus pesos pesados, a las vacas sagradas que diría Johan Cruyff, en un desesperado intento por solucionar el desaguisado sin que hubiera, sin embargo, solución. Así se entró en un anárquico y enloquecido rush final, con el Barcelona atacando de cualquier manera y la Real saliendo en contras que provocaban el susto en una defensa que ofreció una más que discreta actuación.
Y se acabó. Se acabó con la quinta derrota en seis visitas ligueras del Barça a Anoeta, sumando un punto de los últimos nueve y convirtiendo lo que era un paseo por la Liga en un ataque de nervios. El campeón se pellizca y no se lo cree. Cuando marcó Piqué en el Clásico el Barcelona se escapó a 13 puntos del Real Madrid. Ahora le aventaja en cuatro. Y en solo tres al Atlético. Esta Liga aún tiene mucha tela que cortar…
Por Jordi Blanco ESPN
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