BARCELONA — El Madrid dio el golpe en el Camp Nou. Corriendo y corriendo, con más rapidez que fútbol y ante un campeón desconocido, Zidane debutó como entrenador en el campo del Barcelona llevándose una victoria que le dará prestigio. Por el resultado. El homenaje a Cruyff acabó siendo una pantomima de partido por parte del Barcelona, que a ratos dominó al Madrid y que se creyó tan superior que acabó pagando su soberbia. Dijo Luis Enrique en la víspera que ganar este partido eliminaba al Real, pero no debió contar con que a los suyos les faltase ansia por lograrlo.
A la que marcó Piqué, de cabeza, el 1-0, se durmió el Barça y el Madrid, tocado como estaba, cercano a la rendición después de ofrecer una primera hora de partido que rozó la mediocridad, decidió ponerle orgullo al asunto. Y corrió. Y empezó a correr llevado por una furia incontestable que sorprendió al Barcelona.
Tres victorias en las últimas seis visitas al Camp Nou lleva el Madrid por dos del Barcelona. La diferencia que se supondría entre los dos equipos acabó siendo una mentira a tenor de un resultado que debería reforzar la posición de Zidane, quien desde la banda apenas si aplaudía y daba algunas indicaciones. Corran señores, corran. Y la velocidad de Bale, de Cristiano, del Madrid en pleno, balón largo y a correr… consumó el milagro, la remontada merengue y el hundimiento de un Barcelona destruido y que no pudo ni tan solo agarrarse al liderazgo de Messi.
"Si tú tienes la pelota ellos no te pueden marcar gol" era una de esas frases míticas de Cruyff que los hombres de Luis Enrique olvidaron de manera tan curiosa como anormal y fuera de toda lógica. El rondo, la velocidad de circulación, es el abecé de un Barcelona que duró lo que duró Iniesta y al que la entrada de Arda Turan por Rakitic no hizo más que acabar de romper por el eje.
Igualó Benzema con una media tijera y acabó sentenciando Cristiano Ronaldo porque no podía ser de otra manera. Corre que correrás, el Madrid desnudó al Barcelona y debió irse arriba en el marcador antes, cuando le anularon por fuera de juego un gol a Bale o el travesaño defendió a Bravo, que ya había sacado dos remates anteriores a Benzema o Modric. Pero acabó Cristiano llevándose la gloria en la noche de Johan Cruyff. Si Messi estaba llamado a homenajear a Dios, el portugués se coló en la fiesta. Y corriendo, corriendo, el Madrid ganó para congelar el ánimo de un barcelonismo que no podía ni sospechar tal desenlace.
Por Jordi Blanco ESPN