Pese a una enorme inversión de recursos humanos, materiales y monetarios, el fútbol estadounidense sigue sin despegar, y para algunos, se trata más de un problema de cultura que de posibilidades técnico-tácticas. El llamado 'Deporte Rey' pasó de soccer a fútbol en la tierra del Tio Sam gracias a los logros de sus selecciones nacionales de hombres y mujeres en la última década, y a un modelo de desarrollo piramidal, sustentado por 24 millones de practicantes a todos los niveles (según datos de la FIFA), sólo detrás de China, que cuenta con 26 millones.
En la base de esta pirámide están los millones de niños y niñas que abarrotan los terrenos estadounidenses los fines de semana, en la punta las selecciones nacionales, y un escalón más abajo la Major League Soccer (MLS), la liga de fútbol profesional que se inició en 1996 y hoy goza de buena salud financiera y técnica. Aunque es uno de los deportes más practicados en ese país, sin embargo, no se encuentra entre los cuatro más populares: el baloncesto, béisbol, football americano y hockey sobre hielo a nivel profesional le sobrepasan, ni entre los más practicados entre adultos. Luego del Mundial que se realizó en Estados Unidos en 1994, Alan Rothenberg, entonces presidente de la Federación de Soccer de Estados Unidos (USSF), prometió que la selección norteamericana sería un serio contendiente a ganar el Mundial de Sudáfrica-2010.
Fue así como se inició el "Proyecto 2010", que se publicó oficialmente en 1998. Aquel proyecto de Rothenberg tenía sus fundamentos en el llamado Reporte-Q, un plan similar que había adoptado Francia años atrás y que produjo jugadores como Zinadine Zidane, Thierry Henry y algunos otros que le hicieron campeón del Mundo en Francia-1998. Consistía ese plan en desarrollar categorías inferiores y obligar a los equipos de la liga local profesional, Major League Socer (MLS) a desarrollar un torneo juvenil paralelo. Este modelo ya había sido exitoso en otros países, como Holanda y Alemania.
El plan nunca se desarrolló a plenitud, aunque dejó buenos dividendos en la llamada 'Generación Dorada', de la que salieron estrellas como Landon Donovan, DaMarcus Beasley, Oguchi Onyewu, Jozy Altidore, Kasey Keller, Tim Howard, Carlos Bocanegra y muchos otros que han puesto en alto el fútbol de Estados Unidos. Con esta generación, la escuadra del Tio Sam consiguió tres boletos a octavos de final en Copas del Mundo, incluida la última en Brasil-2014, y los cuartos de final del Mundial de Corea del Sur y Japón-2002.
La nueva estrategia está ahora encaminada a fortalecer la MLS como liga, popularizando el deporte con nuevas franquicias, estadios sólo para fútbol, contratos televisivos más jugosos y el arribo de grandes figuras internacionales. Hoy la liga cuenta con 20 equipos, y por sus terrenos han pasado leyendas como David Beckham, Cuauhtémoc Blanco, Thierry Henry, Rafael Márquez, Juan Pablo Ángel y Guillermo Barros Schelotto, entre otros.
Esa tendencia que aún sigue vigente con la llegada de Jermain Defoe, Sebastien Giovinco, elegido el Mejor Jugador de la MLS en 2015 con el Toronto FC, el español David 'Guaje' Villa, el inglés Steven Gerrard, el brasileño Kaká y el marfileño Didier Drogba. Raúl González, el excapitán del Real Madrid y de la selección española, firmó con el New York Cosmos de la Liga inferior a la MLS. El Cosmos, que aspira subir a la liga grande en 2017, fue club donde nació el fútbol de Estados Unidos, al aglutinar leyendas como Pelé, Franz Beckenbauer y Gerd Müller.
Pero entonces el país no estaba preparado para un deporte cuyos partidos podían terminar en empates y ser considerados victorias o derrotas, según el momento, y en el que el reloj avanzaba hacia delante, y no descontando minutos como en el básquet, el football americano o el hockey. En su 20 años de existencia, la MLS se ha consolidado con una asistencia promedio de 21.574 aficionados por partido, muchos más que los de ligas sólidas como las de México, Argentina y Brasil. Los dirigentes del fútbol estadounidense defendieron a capa y espada la sede de una Copa América Centenario que estuvo a punto de zozobrar tras los escándalos de corrupción de la FIFA, conocedores de que este evento puede ser el puntapié definitivo para que el fútbol del Tio Sam comience a cosechar lo que ha sembrado.
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