Neymar llegaba a San Mamés como la gran referencia atacante del Barça por culpa de las ausencias de Messi y Luis Suárez. Una vez más, el brasileño respondió a las expectativas siendo decisivo pese a las muchas entradas duras que recibió y a la presión que le metió la afición local. Porque le pitaron de lo lindo. Su ‘lambretta’ de la final de Copa se la guardarán siempre en San Mamés. Jugando en su habitual posición de extremo izquierdo, Ney firmó el 0-2, a la postre decisivo para el triunfo azulgrana por 1-2. Neymar era, sin lugar a dudas, el hombre a detener para los defensas del Athletic.
Aún así, el brasileño dio el golpe en el minuto 25 de partido. Corrió un pase de Sergi Roberto que se comió Etxeita, encaró a un Herrerín que se precipitó en su salida y superó a Laporte, desactivado por un inoportuno resbalón. Ya a puerta vacía, remató suave para firmar el 0-2. Un tanto que dejó muda a la afición del Athletic Club, que le había dedicado una silbatina cada vez que tocaba el balón. Antes de su tanto, había rozado ya el gol con un tiro que rebotó en Williams y que se envenenó camino de la portería de Herrerín. Se fue con varias ‘caricias’
En su línea de asumir la responsabilidad , Neymar estuvo valiente, no se escondió nunca y pidió siempre el balón. Eso conllevó que varios jugadores del Athletic le detuviesen con acciones antirreglamentarias. De Marcos se ganó una amarilla por pararle con los brazos cuando se le iba en carrera. También vio tarjeta Iturraspe por darle una patada cuando el brasileño ya había soltado el balón. De nuevo De Marcos le arrolló al final del partido, esta vez sin amonestación.
Acto seguido, San José le zancadilleó. Incluso Aduriz le dejó un ‘recadito’ al brasileño pasándole los tacos por la espalda mientras el azulgrana estaba en el suelo. Un peligro para el Athletic Pese a las caricias que recibió, Neymar mantuvo siempre la calma. En eso también está creciendo. Finalmente se marchó de San Mamés engordando su fantástica estadística ante el Athletic: seis goles en seis partidos. En el primer partido sin ninguno de sus amigos del tridente al lado, Neymar volvió a cabalgar.
Por Fernando Polo/ elmundodeportivo