NUEVA YORK — Mike Piazza, el cátcher con mejor bateo en la historia del béisbol, fue elegido el miércoles como nuevo miembro del Salón de la Fama, sobreponiéndose a las sospechas sobre el consumo de esteroides, en el cuarto año en que figuraba como candidato. Piazza fue elegido por 365 de 440 votantes, el 83%. Superó holgadamente el mínimo requerido de 75% para su exaltación. El otro elegido por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWA) fue Ken Griffey Jr. Los resultados de la votación se dieron a conocer el miércoles. Ambos ingresarán al recinto de Cooperstown como sus nuevos miembros durante una ceremonia programada para el 24 de julio.
"Es increíble, algo especial. ¡Guau!", exclamó Piazza en una llamada telefónica con MLB Network. "Estoy aquí, boquiabierto". Toletero prodigioso en los dos extremos del país, Piazza sonó buena parte de sus 427 jonrones por los Dodgers de Los Angeles y los Mets de Nueva York, durante una productiva carrera de 16 años que estuvo cerca de no comenzar siquiera. Se le reclutó en la 62da ronda del draft, y eso sólo como un favor a un amigo cercano de su padre. Ese allegado era nada menos que Tom Lasorda, el manager de los Dodgers, quien es ya integrante del Salón de la Fama.
Piazza comenzó a derrumbar los obstáculos a batazos. Se mudó de inicialista a receptor. Como profesional, se reveló como uno de los toleteros más temibles. Quebró el récord de más jonrones de un cátcher en las mayores y acumuló un slugging de .545, el 28vo de la historia. "Felicidades a Mike, un pelotero sobresaliente y un gran hombre", dijo Lasorda en un comunicado que difundieron los Dodgers. "No podría estar más orgulloso de él".
En una era en que el bateo reinaba, pocos toleteros le pegaron a la pelota tan fuerte como Piazza, capaz de colocarla en cualquier jardín o más allá. Y en una jornada en la que Griffey se convirtió en el único pelotero que ha sido la primera selección del draft y que ha llegado al salón de la fama, Piazza marcó un contraste. Hasta ahora, el pelotero reclutado en el lugar más bajo del draft y que había llegado a Cooperstown era John Smoltz, seleccionado en la 22da ronda de 1985 y entronizado apenas en 2015.
"Estamos verdaderamente fascinados por el hecho de que Mike Piazza haya ocupado el lugar que le corresponde entre otros grandes de Cooperstown", dijo el jefe de operaciones de los Mets, Jeff Wilpon, en un comunicado. Piazza fue la selección número 1.390 en 1988, antes de que el draft se redujera a 40 rondas. Durante una época en que muchos astros fueron vinculados con el dopaje –sobre todo los grandes bateadores– algunos miraron a Piazza con suspicacia.
Se preguntaban cómo el corpulento jugador había pasado desapercibido para los cazatalentos y había ascendido repentinamente. Jamás hubo acusaciones o investigaciones federales que involucraran directamente a Piazza, como sí existieron contra Barry Bonds y Roger Clemens. Años después de la temporada de 2007, cuando se retiró, Piazza escribió sus memorias y dijo que jamás usó esteroides ilegales. Reconoció haber consumido androestenediona, anfetaminas, Creatine, efedra y un medicamento contra el asma, que le permitía concentrarse mejor. Algunas de esas sustancias estaban permitidas en aquella época pero fueron prohibidas posteriormente por las mayores.
Por Mike Fitzpatrick / AP