SAN DIEGO– Si éste fue el último partido de los Chargers en San Diego, es probable que los aficionados se quedarán con buen recuerdo y cuestionarán la razón por la que no jugaron la temporada regular como este domingo. Los Chargers vencieron con buen futbol de ambos lados del balón a los Miami Dolphins, frente a 66,676 personas en medio de un muy enrarecido ambiente por la posibilidad de que a partir de la próxima temporada su nuevo hogar sea la vecina ciudad de Los Ángeles.
La razón quizá fue que los Chargers jugaron con mucho más sentimiento que la mayor parte de la campaña, en especial los veteranos que han hecho de San Diego su casas durante más de una década, como explicó Philip Rivers. “Claro que hoy fue un día especial”, dijo Rivers. “Cierto que aún no sabemos qué viene. Si fue la última vez, no lo sé. Fue un gran partido, de ir y venir. Pero teníamos que tratarlo de esa manera, como si fuera la última vez”.
Rivers reconoció que la temporada ha dejado mucho que desear. Los Chargers apenas ganaron su cuarto partido del 2015, que puede ser el último año en el Qualcomm y San Diego si el Comité de Dueños de la NFL aprueba al menos en sus dos terceras partes la mudanza a Los Ángeles, a donde quieren ir con la esperanza de que les construyan un estadio nuevo.
Los Chargers han vivido en San Diego desde 1961, cuando se mudaron precisamente de Los Ángeles. “Es cierto que no hemos ganado demasiados partidos aquí últimamente”, dijo Rivers, visiblemente emocionado. “Pero es un hecho que los Chargers significan demasiado para la comunidad; mucho más que sólo triunfos o derrotas”. Rivers tuvo un buen día al frente de una ofensiva de San Diego que movió el balón desde la serie inaugural; que nunca estuvo atrás y que siempre se vio superior que los Dolphins, a quienes sus errores de ejecución y mentales costaron caros.
El quarterback de San Diego completó 26 de 36 pases, incluidos tres de anotación al corredor Danny Woodhead. “Tal vez, las emociones sacaron lo mejor de mi”, agregó el mariscal de campo al borde de las lágrimas en conferencia de prensa. “Recuerdos de gente y partidos. Este es el único lugar que conozco desde que salí de la universidad. Esta ciudad ha sido mi hogar durante 12 años”. Rivers sufrió par de intercepciones, aunque en la primera nada tuvo que ver, ya que el balón primero rebotó en las manos de su receptor.
De hecho, el safety Rashad Jones parecía regresar para anotación la intercepción, antes de soltar el balón y que el propio Rivers recuperara. Sin embargo, el triunfo fue bueno sólo para el recuerdo, si es que fue la última vez en que hubo NFL en ese estadio, donde los aficionados protestaron a través de significativos cartelones desde mucho antes de que comenzara el partido, durante y después hasta por buen tiempo.
La gran mayoría de las exigencias a la familia Spanos, dueños de la franquicia, tenían que ver con la reciprocidad hacia una afición que los ha apoyado, según ellos, en las buenas y las malas. “Antes del partido, dije a los muchachos que si esta era la última vez aquí, que lo trataran con respeto”, mencionó Rivers.
“Les dije que por este lugar han pasado grandes jugadores y grandes partidos desde antes de que nosotros naciéramos”. “Sé que últimamente no hemos sido los mejores”, agregó con lágrimas. “Pero quería que al menos hoy, las personas, aficionados y compañeros que han pasado por aquí se sientan orgullosos de nosotros”.
La tarde fue nostálgica en todos los aspectos. Como si supiera algo más que la mayoría de la gente, el entrenador en jefe de los Chargers, Mike McCoy, sacó del campo antes de que terminara el encuentro a Rivers, el ala cerrada Antonio Gates y el receptor abierto Malcom Floyd, para que los aficionados aplaudieran a tres jugadores que han estado en el equipo por más de una década; como si se tratara de una despedida. Rivers aclaró que independiente de su ubicación, seguirá jugando para los Chargers en temporadas por venir; diferente a Floyd, quien anunció ya su retiro al fin de la campaña en la que ya están eliminados de cualquier posibilidad de playoffs. “Fue algo que pensé hacer”, dijo McCoy con respecto a pedir tiempo fuera para sacar a los tres jugadores del campo.
“Para eso pedí también tiempo, para sacar a Eric (Weddle, profundo). Son grandes líderes”. “Malcom ha sido fabuloso”, agregó. “Queríamos asegurarnos que hoy saliera del campo como un ganador junto a sus otros dos amigos, con los que ha jugado toda su carrera. Fue una gran oportunidad de hacerlo enfrente de nuestros aficionados”.
Los aficionados rechazan la idea de que pudieran quedarse sin sus Chargers. No sólo los que viven en el Condado de San Diego; también los que llegan al estadio desde el sur de la frontera; desde Baja California. “Este también es nuestro equipo”, dijo Luis Armando Fuentes, un aficionado que tiene boletos de temporada de los Chargers y vive en Tijuana. “Tijuana es tierra de los Chargers.
A nosotros también nos va a golpear, si se van. Hemos estado con ellos en las buenas y hasta ahora que hemos tenido pésima temporada”. “Ojalá hubieran jugado como hoy toda la temporada”, añadió. “Ni modo. De todos modos los queremos”. Los Chargers aún tienen dos partidos pendientes en la temporada, ambos como visitantes, a partir de este jueves cuando visiten a los Oakland Raiders y luego a los Denver Broncos. “Han sido años fenomenales”, aseguró Antonio Gates.
“No puedo decir suficiente de estos aficionados. Siempre han venido a apoyarnos. El equipo colectivamente tiene demasiados recuerdos aquí en este estadio y esta ciudad”. “Pero como he dicho antes, nosotros como jugadores sólo podemos controlar nuestra manera de jugar”, agregó. “Eso es lo único que podemos controlar y espero que regresemos el próximo año.
Ya veremos que nos depara el futuro”. Rivers coindició con el compañero que ha tenido como su mejor receptor durante toda su carrera. “Si fue difícil despedirse de la universidad, donde jugamos cuatro años como seis partidos como locales”, dijo Rivers, “imagínense lo que siento cuando aquí he estado durante 12 años usando el mismo vestidor, frente a la misma gente en este estadio…”.
Por Carlos Nava ESPN