MADRID — Real Madrid cerró el año con una victoria por 3-1 sobre la Real Sociedad gracias a un doblete de Cristiano Ronaldo, que llegó a 14 tantos en Liga, y un tanto de Lucas Vázquez. Por la Real empató parcialmente Bruma, que había entrado al campo para reemplazar a un lesionado Agirretxe.
Real Madrid no podía con Rulli, ni con su propia desesperación. El equipo de Benítez venía de marcar 22 goles en sus últimos tres partidos como local, pero la del miércoles simplemente no era su tarde. Se cansó de intentarlo hasta Pepe, frustrado en tres ocasiones por el arquero de la Real Sociedad. También Cristiano y Benzema, que vieron lucirse al argentino con una parda doble a sus intentos. Con cada fallo crecía la ansiedad del cuadro merengue, sometido a la presión de salir adelante ante el cuadro vasco para calmar la crisis institucional en la que vive inmerso desde hace un mes. Desacertado y jugando sin alma, el Madrid no encontraba por dónde hacer daño en la portería contraria.
Esta vez, ni las desatinadas decisiones arbitrales sirvieron de gran ayuda a los merengues. La Real Sociedad, en contraste, supo sobreponerse a una contrariedad tras otra para dar pelea: un penal a Jonathas que el árbitro no cobró, dos cambios obligados en el primer tiempo después de que Agirretxe y Canales, los hombres fuertes en ataque, salieran lesionados, dos penales regalados al Real Madrid. Ronaldo falló el primero, producto de un clavado de Karim Benzema en el área, y la afición, tan enojada con el equipo que ya no soporta el mínimo error, lo recriminó con una sonora pitada. La recriminación de la grada sirvió para espabilar a los blancos, y en particular a Cristiano, que acertó en el segundo, concedido después de una mano involuntaria de Yuri. La grada celebró; Benítez, no.
De momento su equipo salvaba la tarde, pero quedaba más de medio tiempo y seguía desafinado. Perdía balones en la media con relativa facilidad y Toni Kroos tenía que hacer malabares para llegar a cubrir los espacios que dejaba la zaga, particularmente en la banda de Danilo. Hasta que llegó la jugada en que no había nadie que ayudara al brasileño, que no supo impedir que Bruma pusiera el 1-1 con un exquisito disparo al segundo palo apenas iniciada la segunda mitad.
Benítez movió ficha poco después de producirse el empate sacrificando a un desaparecido James para fortalecer la zona defensiva de la media con Kovacic. Pero el Madrid seguía dando tumbos para llegar al área de Rulli y cuando lo lograba, se estrellaba con sus manos. Mientras tanto, el enrarecido ambiente en el Bernabéu empeoraba, pues al trío goleador del Madrid no le salían ni las carreras a la contra.
La propuesta de juego de Benítez se había desgastado hacía rato, pero el talento y el olfato goleador de sus hombres en ataque seguía latente y como de costumbre se valieron de ello para cumplir. A 20 del final, Cristiano Ronaldo puso el 2-1 por puro instinto, con un fuerte remate a un cobro de frente al marco y la ayuda de Nacho, que impidió que la zaga se cruzara para cortar la trayectoria del balón y de paso tapó la visibilidad a Rulli. Ahí se acabó lo que quedaba de suerte a la Real, que apenas tuvo oportunidades claras y no pudo volver a sorprender a Keylor. El partido moría ya cuando Lucas Vázquez puso el 3-1 definitivo en el marcador. Gareth Bale, que había emprendido la carrera a la contra quitándose a varios rivales, le cedió el balón cuando lo vio solo y en buena posición para burlar a Rulli.
Por Paola Nuñez ESPN