BOSTON — Habrá siempre una relación duradera entre Kobe Bryant y los Boston Celtics. Jugando su último partido en el TD Garden la noche del miércoles, el icono de Los Ángeles Lakers volvió apuntar su nombre en los registros de esta rivalidad legendaria entre ambas franquicias, encestando un triple restando 1:40 en el partido para detener el remonte de Boston y despedirse de la ciudad que tanto ha respetado con una merecida victoria 112-104.
El veterano de 37 años de edad, que últimamente ha estado batallando con una lesión en el hombro derecho, marcó la canasta estando ampliamente abierto cuando Brandon Bass penetraba hacia el medio de la pintura, atrayendo la atención de dos defensores antes de pasarle el balón al Todo Estrella que se retirará tras concluir esta temporada. A pesar de haber fallado sus primeros tres intentos detrás del arco y los Lakers aferrándose a una ventaja 104-102, simplemente fue un disparo que no estuvo a punto de rechazar en un momento oportuno, otra vez validando por qué fue apodado la Mamba Negra.
“Fue muy importante. Nunca iban a parar de hablar sobre eso (si hubiera fallado). Pero definitivamente se sintió bien poder acertar ese tiro”, afirmó Bryant, que anotó 15 puntos a pesar de haber encestado 5 de 18 desde el campo, incluyendo 2 triples en 5 chances. Antes del inicio del partido, cientos de aficionados que vestían las camisetas de los laguneros ocuparon las gradas cerca del túnel que sirve como el camino del camerino visitante hacia la cancha, anticipando la última aparición de Bryant en la cancha donde recibió una paliza de 39 puntos en el sexto partido de la final que Los Angeles perdió en 2008 antes de conseguir la revancha dos años después, la última vez que los Lakers se convirtieron en campeones.
Mientras Bryant practicaba sus tiros durante los entrenamientos, un fanático, que llevaba la camiseta de la preparatoria Lower Marion, donde el 17 veces Todo Estrella militó y dio el salto hacia la mejor liga del mundo, trataba de solicitar la atención de la leyenda de la para que le autografiará la casaca.
La segunda vez que trató pues fue amonestado por un guardia de seguridad. Como de costumbre, el estelar de los Lakers fue el último jugador del quinteto titular del entrenador en jefe Byron Scott en ser introducido ante los 18,624 aficionados que fueron dichosos en conseguir las boletas para presenciar la gira de despedida de uno de los mejores jugadores en la historia de la NBA. Se enloquecieron tras verlo caminar desde el banquillo hacia la pintura, animándolo con su gritos. No obstante, desde la primera hasta la última oportunidad que Bryant tuvo en manejar el balón, los aficionados de los Celtics lo abucheaban como lo habían hecho cuando el cinco veces campeón cumplía su único viaje del torneo al noroeste de país.
“Si pudiera gritar por ellos lo hiciera. Creo que los aficionados aquí realmente no entienden lo tanto que me estimularon”, aseveró Bryant, que además lideró a los Lakers con 11 rebotes. “De los cantos de las canciones a como estremecían el autobús (tras la derrota en la final de 2008). Eso realmente se me quedó grabado.
Así que yo no creo que ellos realmente saben lo tanto que significaron para mi carrera”. Como el partido estuvo programado en una época de la temporada cuando los estudiantes están libres de las escuelas por la celebración de la Navidad y la anticipación del Año Nuevo, las dos hijas de Bryant y su esposa tomaron parte de esta gira y estuvieron sentadas en la primera fila. Restando 40.7 segundos en el encuentro, Bryant caminó hacia donde ellas e hizo un intercambio especial con sus antes de saludar a una niña que fue a felicitarlo. Independientemente de la victoria, la presencia de sus dos hijas fue una de las partes más memorables de la noche en su última visita al TD Garden.
“Recuerdo que mi hija estaba teniendo un momento difícil en la semifinal de un partido de softball, ponchándose”, recordó Bryant. “Ella estaba llorando. Estaba frustrada. Le enseñé un video de nosotros perdiendo de los Celtics y yo caminando fuera de la cancha llorando. Le dije, ‘Escúchame, todo va a estar viene. Sólo tienes que recuperarte’. Así que ese es el efecto profundo que este edificio tiene para mí”.
Por Adry Torres ESPN
