MADRID — Al equipo “que más remata a puerta” se le acaba de escapar media Liga en pleno diciembre. Y a Rafa Benítez, la poca credibilidad que le quedaba entre la afición merengue, que hace semanas que pide a gritos – literalmente – su cabeza y la de su jefe, Florentino Pérez. Si había un partido que debían ganar era el del domingo ante Villarreal. Hasta Rafa Benítez había reconocido que debía ser la “piedra de toque”.
Era un triunfo más que necesario en todos los sentidos. Debían reafirmarse porque de las cinco victorias anteriores, ya fuera por goleada, no se podía sacar gran conclusión: tras el Barcelona vinieron, un equipo que jugaba a en campo prestado de una liga inferior, uno modesto de bajo presupuesto que con quedar a media tabla a fin de año se da por bien servido, un Segunda B (triunfo que ni contó, ya que se autoeliminación de Copa), otro rival que lucha por alejarse de la zona de descenso y el en el último, a media semana, un equipo de liga modesta que concluyó hace más de un mes y ya eliminado en Champions.
Necesitaban desesperadamente controlar el descontento entre los madridistas, que no compran tan fácil las explicaciones sin fondo de los fracasos. Demostrar que el Real Madrid que resuelve en la primera mitad y lo tira todo por la borda en la segunda podía mantener el nivel durante noventa minutos. Estratégicamente, se trataba de alejar a un rival europeo y aprovechar que el Barcelona había empatado para recortar la distancia hacia la primera posición a dos puntos. Pero en lugar de sacar esa victoria, o al menos un punto, con un juego “convincente”, Madrid cayó por 1-0 y quedó a cinco puntos de la cima – el mismo día que el Atlético, con puros jóvenes, alcanzó al Barcelona – y se le ha puesto difícil pelear hasta por la segunda plaza.
En lugar de validar lo que Benítez llamó “un buen momento de juego”, confirmaron que, en realidad, nada ha cambiado y sigue siendo el equipo que tira medio partido (aunque esta vez escogiera la primera parte) y se desconecta por completo apenas se le pone enfrente un rival de categoría. Rafa Benítez se justificó como lo ha hecho desde que en la primera jornada de Liga su equipo sacara un inconveniente empate 0-0 con el Sporting: “Seguimos siendo el equipo que más tira a puerta”, vino a decir la noche en que sus hombres no tuvieron más que un solo disparo entre los tres palos en todo el partido.
Quizás se refería que su equipo es el que más intentos desviados produce, con una media de 19 tiros fuera del arco por partido, aunque promedie solo siete al marco por encuentro. Al menos tuvo a bien admitir que “lo que falta es efectividad” y no le falta razón, pues su equipo promedia 2.1 goles por partido en lo que va de la campaña, lo que se traduce en un 28% de efectividad. Un número muy reducido si consideramos que es el equipo con mayor presupuesto de la Liga y un ataque compuesto por exactamente el mismo ‘tridente’ que la campaña pasada firmó 100 goles (nada más entre ellos).
Pero en el Madrid de las estadísticas parciales ha quedado a deber hasta su estrella, Cristiano Ronaldo, que un partido da señales de vida y se destapa con cuatro goles o cinco – pero que se ha quedado lejos de las cuotas a las que había acostumbrado a la afición. Si bien suma 21 tantos en lo que va de la campaña en total, han sido ante rivales menores.
Hasta el momento se le han escapado la mayoría de rivales ‘europeos’ o directos y sólo ha logrado ver puerta ante el Celta. Con la derrota, Madrid ha firmado su peor arranque liguero en siete años con 30 puntos después de nueve victorias, tres empates y tres derrotas. Solo en la campaña 2008/2009 había sumado menos unidades a estas alturas, cuando acabó con 26 puntos después de 15 fechas. Y no es cierto que defensivamente mejore los números logrados por el equipo el torneo pasado – en que, por cierto, acabaron con las manos vacías. A estas alturas lleva 13 goles en contra en liga, exactamente los mismos que había recibido hasta la fecha 15. En Champions, había acabado la fase de grupos con dos tantos encajados y esta vez terminó con tres goles en contra.
“Es difícil de explicar”, terminó por soltar Benítez, pues conforme avanza la temporada, se va quedando sin estadísticas redentoras. Mientras, empiezan los lamentos entre sus jugadores. “No estábamos enchufados”, dijo Pepe; “podíamos irnos a Navidad dependiendo de nosotros pero ha faltado espíritu”, lamentó el capitán Sergio Ramos, que al menos tuvo el valor de reconocer que “no se puede salir a especular cuando te juegas la Liga”.
Pero al final, las palabras de los capitanes terminan por desvanecerse y pesa más la imagen de Marcelo, otra vez llorando en la banda después de abandonar el campo acalambrado en el partido que había marcado su primera titularidad después de que se lesionara en el clásico contra el Barcelona. Que por no poder, no han podido ni acabar con el equipo entero sano más de un par de veces en toda la campaña.
Por Paola Núñez ESPN
