La Federación keniana de Atletismo, sometida a la intensa presión de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) desde el inicio del mes, suspendió por una duración de entre 2 y 4 años a siete de sus atletas por el uso de sustancias prohibidas. La doble campeona del mundo de cross Emily Chebet (2010 y 2013) recibió una suspensión de 4 años, hasta 2019, por consumo de furosemida, un producto ilegal.
Francisca Koki Manunga (400m vallas) y Joyce Zakary (400m), suspendidas provisionalmente por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), después de los controles realizados durante los Mundiales de Pekín en agosto, fueron sancionadas igualmente por el uso de la misma sustancia. Asimismo, la maratoniana Agnes Cheserek, que dio positivo por norandrosterona (anabolizante), fue condenada a una suspensión de cuatro años.
Por último, los fondistas Bernard Mwendia, Judy Kimuge y Lilian Moraa Mariita fueron suspendidos dos años por consumo de EPO. Kenia está en el punto de mira de la lucha antidopaje internacional: desde 2012 cerca de cuarenta atletas fueron suspendidos por dopaje. Y desde la publicación del informe de la AMA el 9 de noviembre, Kenia, donde el atletismo es motivo de orgullo nacional, teme sufrir la misma suerte que Rusia, suspendida por la Federación Internacional de Atletismo.
La participación de los atletas rusos en los próximos Juegos Olímpicos de Rio está por el momento en el aire. Más de medio centenar de atletas kenianos irrumpieron el lunes y martes en la sede de su Federación en Nairobi para pedir la expulsión de los funcionarios acusados de corrupción y un examen más exhaustivo de las acusaciones de dopaje. Los atletas pusieron fin a su movimiento de protesta cuando obtuvieron la promesa de que sus reclamaciones serían atendidas.
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