Por Fernando Rodríguez Alvarez
ferna.rodriguez74@gmail.com
Muchos atletas cuando debutan en su primera Serie Nacional no saben lo que el destino les deparará en ese nivel de pelota. Algunos han comenzado por todo lo alto, para resultar, incluso, designados novatos del año. Sin embargo, muchos no llegan a mantener un buen nivel de juego. Ese no fue el caso de un negrito villaclareño con el número 9 en su espalda, nacido en el pequeño pueblo de Esperanza, término municipal de Ranchuelos, antigua provincia Las Villas, ahora Villa Clara. El comenzó su carrera deportiva en el béisbol nacional bien arriba, siendo el mejor novato de la Serie 1971-1972.
En la misma fue un factor clave para que su equipo, Azucareros, obtuviera el título. Estamos hablando de Pedro Jova Pérez. En el estadio Latinoamericano en una subserie ante Industriales demostró su calidad como bateador cuando bateó de 3-3, robándose una base e impulsando la carrera decisiva. Con esta victoria el equipo Azucareros dejó fuera de la discusión del título a los capitalinos y se ganó el derecho para discutir la corona nacional ante Mineros en una serie extra al mejor de 3 juegos. En el primer partido de la serie Play Off realizado en el estadio Guillermón Moncada de Santiago de Cuba, los Azucareros vencieron viniendo de abajo con marcador de dos carreras por una.
En este partido Jova impulsó la carrera del empate en la octava entrada. El segundo partido se celebró en el Augusto Cesar Sandino de Santa Clara y es ganado cerradamente por el equipo Mineros tres carreras por dos. Por los orientales lanzó Braudilio Vinent quien en ese momento era uno de los tres mejores lanzadores del país, no obstante Jova bateó de 2-1. El estadio Latinoamericano fue elegido para cerrar la serie el 9 de abril de 1972 con un duelo entre Vinent y José Antonio Huelga. Finalmente Azucareros se lleva la victoria tres carreras por dos y Jova vuelve a ser eje fundamental en el triunfo al conectar 2 hits en tres veces al bate.
Esta primera Nacional no pudo ser mejor para Pedro Jova quien como torpedero se estableció rápidamente como regular dentro del equipo y fue pieza clave para la obtención del campeonato a pesar de su corta edad. Al finalizar el campeonato fue elegido novato del año en una dura porfía con Eusebio Bravo y Sergio Noche Oscura Ferrer.
En la elección tuvo mucho que ver su promedio de bateo que fue de 289 (trece del campeonato) además de su actuación en el play off final donde ofensivamente fue el mejor de su equipo ya que terminó con un promedio de 444 y lidereó los hits, boletos y robadas. A la defensa estuvo muy bien, realizando 35 doble play, más que Agustín Arias y Rodolfo Puente considerados los mejores torpederos del país en aquel momento. Además de debutar como novato y campeón fue elegido para participar en la Serie de Estrellas con el equipo Orientales.
En este torneo Jova volvió a ser imprescindible dentro del equipo. Terminó con average de 333, fue líder en hits con 18, anotadas con 7 y triples con 3 para igualar el record de la serie. Su aporte fue fundamental para que el equipo Orientales aventajara a la selección de Occidentales.
Ese Jova que debutó en 1972 mantuvo e incluso mejoró ostensiblemente su calidad deportiva durante casi veinte años de permanencia en el béisbol nacional. Luego de estar un año sin jugar oficialmente al béisbol -por sanción que explicaremos- Jova se reincorpora al equipo Azucareros en 1974, en ese momento con el número 12, que se enfrenta al equipo nacional japonés.
En este juego contra los asiáticos el torpedero villareño conectó 3 hits en 4 turnos al bate además de impulsar la carrera decisiva ante el lanzador Yamaguchi quien impresionó a todos por la velocidad de sus lanzamientos. Ya en su regreso en la Nacional 1974-1975 no estuvo bien, pero en la I Serie Selectiva brilló como era su costumbre para ser seleccionado en el Todos Estrellas. En ese momento ya era considerado uno de los tres mejores torpederos del país.
En la Selectiva de 1977 explota ofensivamente al ser líder en comparecencias, veces al bate y anotadas con 49, además de segundo en hits con 74 y séptimo de los bateadores con 319. A partir de ese momento estuvo entre los primeros bateadores o al menos con average superior a 300 en todos los torneos nacionales hasta la selectiva de 1982.
Ya en 1977 y 1978 era el mejor torpedero integral del país, por encima del capitán del equipo Cuba Rodolfo Puente, pero los técnicos decidieron ubicar como regular a Puente en la mayoría de los torneos en que coincidieron. Jova, con 5’9 de talla y 70 kilogramos de peso, mantuvo la condición de mejor torpedero integralmente del país hasta 1985. Se convirtió en el mejor segundo bate de Cuba, uno de los mejores bateadores de promedio, “jilero”, de los de mejor tacto, pues en varias series con más de 160 veces al bate se ponchó entre tres y cinco ocasiones. En 1979 se convirtió en el segundo mejor bateador en cuanto a promedio ofensivo detrás de Wilfredo Sánchez, pues alcanzó los 300 de average histórico y nunca más cayó de esa cifra.
Fue el segundo en ese renglón hasta 1980. En 1981 alcanzó compilar 319 en toda su carrera hasta ese momento -su mejor promedio histórico- y se mantuvo hasta 1984 entre los primeros cuatro, después estuvo entre los diez primeros hasta 1986. Debutó internacionalmente en el mes de junio de 1972. En esta ocasión junto a hombres como José Antonio Huelga y Owen Blandino participó en torneos en Holanda e Italia. A la ofensiva lo hizo para 333 conectando 4 hits en 12 turnos al bate.
Más adelante fue llamado nuevamente para ser parte del equipo que estuvo en la llamada Segunda Serie del Caribe la cual se celebró en La Habana en el mes de octubre del propio año. En el mes de julio de 1973 integró junto a Antonio Muñoz, Roberto Ramos y otros villareños un equipo sub-23 a una gira amistosa por México. Después integró por primera vez la Preselección Nacional que participaría en la XXI Serie Mundial de La Habana pero finalmente no integró el equipo al ser suspendido injustamente por una falsa acusación de robo que explicaremos más adelante.
En el año 1976 y luego de concluir la Serie Selectiva Jova formó parte de un equipo que realizó una serie de encuentros contra conjuntos canadienses. En la gira su average fue de 406, conectó 12 indiscutibles en 32 veces al bate. A fines del mes de noviembre es convocado para integrar el equipo Cuba al Campeonato Mundial de Béisbol en Colombia y al fin de esta forma participa por primera vez en un torneo de envergadura a nivel internacional. Fue miembro del equipo Cuba durante diez años consecutivos (1976-1985).
Tuvo que permanecer como jugador de cambio en los primeros años de su presencia en el equipo nacional, debido a que el titular de su posición era Rodolfo Puente, un consagrado de todos los tiempos en el campo corto. No obstante, y como ilustración de la clase de jugador que era Jova, durante la IV Copa Intercontinental celebrada en la Habana en 1979, el mentor cubano, Servio Borges, dijo en una entrevista televisiva que el mejor jugador que él tenía en el equipo estaba en el banco: Pedro Jova.
El autor con Pedro Jova
Cuando el tope contra los profesionales venezolanos celebrado en Venezuela en 1977 Servio Borges lo puso a jugar en el tercer partido y lo hizo tan bien que el afamado torpedero morocho Davis Concepción le preguntó al director cubano por qué no ponía a jugar más “al negrito ese”, que debía ponerlo a jugar ya que era muy bueno.
Contra profesionales mexicanos siempre estuvo bien al ser el de mayor promedio en 1980 con 553 y promediar 375 en 1982. Su bateo fue despiadado en los eventos internacionales que jugó titular de su posición como los Centroamericanos de Medellín en 1978, la Intercontinental de 1983 y los Panamericanos efectuados en Caracas ese propio año. En total participó en 4 Mundiales, igual cantidad de Copas Intercontinentales, 2 Panamericanos e igual cifra de Centroamericanos, así como en 3 Copas “José Antonio Huelga”, entre otros torneos y topes.
En los Centroamericanos de 1978 fue regular por primera vez y bateó de 32-16 para 500 de average, quinto de los bateadores, séptimo en carreras anotadas y sin error a la defensa. En el Mundial celebrado en Italia en agosto y septiembre de 1978 terminó octavo entre los primeros bateadores a pesar de ser jugador de cambio con promedio de 421, producto de 8 hits en 19 veces al bate. En la VI Copa Intercontinental celebrada en Edmonton en 1981 se improvisó poniéndolo a jugar la tercera base y respondió ofensivamente con average de 370 en la etapa clasificatoria, décimo entre los mejores del torneo, octavo en hits y uno de los líderes en triples junto a varios jugadores.
Sin embargo, capturó el bounce en que Estados Unidos dejó al campo a Cuba en el décimo inning del juego final del certamen, último lance en que estaban las bases llenas y no pudo tirar a ninguna base, aunque en honor a la verdad ese lance fue en zona foul, pero el arbitraje fue injusto. Ese fue su momento más triste como atleta, después fue su retiro del beisbol activo acaecido en su querido estadio Sandino de Santa Clara el sábado 18 de marzo de 1989.
Esa noche se retiró junto con el receptor Alberto Martínez, su compañero durante 16 temporadas, minutos antes del inicio de la primera subserie entre Ciudad Habana y Las Villas de la XV Selectiva, campeonato que ganó su equipo sin su presencia. En los Centroamericanos de 1982 celebrados en La Habana -ante la ausencia de Rey Vicente Anglada por sanción definitiva y Alfonso Urquiola por separación del Team Cuba a ese evento- fue la segunda base del equipo ideal o Todos Estrellas del certamen. Volvió a terminar entre los primeros bateadores con 348, noveno y mejor ubicado de los cubanos, además de compartir el liderato de pelotazos recibidos con ocho jugadores. En 1983 fue el torpedero del Todos Estrellas de la I Copa José Antonio Huelga.
En gira por Nicaragua fue líder en hits, triples y champion bate con 464. En la Copa Intercontinental de Bélgica fue momentáneamente líder de los bateadores y al concluir la etapa clasificatoria fue sublíder en bateo con 530 y en hits con 13, en ambos detrás de Víctor Mesa. En los Panamericanos de Caracas resultó un puntal en el triunfo cubano en la etapa semifinal y final de cinco partidos, pues en la clasificatoria solo había consumido un turno al bate por indisposición estomacal que le impidió comenzar jugando.
En la etapa crucial fue líder en veces al bate, empatado con Víctor Mesa y Pedro Medina, segundo en hits con 10, después de los 11 de Víctor Mesa, y en bateo, secundando también a Víctor. En el juego final contra Estados Unidos inició el despertar cubano con hit a John Hoover y fue traído acto seguido por biangular de Víctor. Fue el torpedero del Todos Estrellas en los dos eventos internacionales importantes de 1983. En el Mundial de La Habana de 1984 era el indiscutible titular del campo corto cubano como era habitual desde 1982, pero molestias en una de sus piernas, al hacer un espectacular fildeo saltando hacia arriba, lo hizo salir de la alineación varios días y su lugar fue ocupado por Antonio Pacheco, incluso por propia recomendación de Jova al director Pedro Chávez. Pacheco tuvo gran rendimiento y fue el torpedero del Todos Estrellas.
Jova solo volvió a jugar como emergente. En los eventos en el exterior de 1985 bateó muy bien: juego contra equipo Nicaragüense Dantos, Gira por Nicaragua, Copa Huelga, Gira por México, Torneo de Palm Spring, Estados Unidos e Intercontinental. Concretamente fue el sublíder en bateo de la III Copa José Antonio Huelga y el short stop de la Selección Todas Estrellas.
En la Copa Intercontinental celebrada nuevamente en Edmonton estuvo mal ofensivamente en la etapa clasificatoria con un pobre average de 226, pero en los juegos de semifinal y final bateó de 8-4. Sin embargo, después de la Intercontinental fue sacado del Team Cuba que fue integrado con una mezcla de jugadores veteranos y figuras noveles y participó en un tope en Panamá, la I Copa Meteoro de la Confraternidad y la I -y única- Copa Panamericana Simón Bolívar.
A Jova lo excluyeron del equipo a la hora de ir para el aeropuerto por llevar al debutante Luis Ulacia. Sencillamente a Jova lo sacaron de los planes del equipo nacional y no le dieron ninguna explicación. En 1986 debió integrar por última vez el equipo Cuba pues tuvo buen rendimiento en la temporada nacional 1985-1986.
En la Nacional 85-86 y en el primer de los Play Off que se adoptaron oficialmente en nacionales compiló para 338 y 375 respectivamente, entre los primeros bateadores en cada etapa. En la selectiva no estuvo en 28 de los 63 partidos celebrados por lesión en las miofibrillas de la pierna izquierda, pero en los últimos juegos mejoró su ofensiva y terminó ese torneo con 292 de promedio.
Su actuación total en la temporada y su labor histórica no fueron consideradas; solo llevaron a Luis Ulacia como short stop del equipo nacional. No fue llevado ni a la Preselección, definitivamente ya no estaba en los planes. En total nacionalmente fue trece ocasiones miembro de equipos Todos Estrellas como el mejor en su posición en las Series Nacionales de 1972 (mejor novato), 1978, 1981, 1982, 1986 y 1987 (segunda base). En Series Selectivas en las de 1975, 1977, 1978, 1979, 1980, 1983 (segunda base) y 1984.
Fue primero el hombre proa y después el segundo bate de la alineación de Las Villas en Series Selectivas, la bien llamada Trituradora Naranja en la que Jova siempre fue un puntal, el hombre que daba muchos hits, se embasaba mucho, adelantaba corredores y anotaba buena cantidad de carreras. Sus piernas fueron de las más veloces en su época, tanto de home a primera como entre bases, pero no se empleó como robador de bases. Fue el Capitán de Villa Clara doce series desde que surgió este equipo en 1977 hasta su retiro.
Con ese equipo integró el mejor trío de primer-segundo-tercer bate que hubo entre 1978-1989 en Nacionales: Amado Zamora, Pedro Jova, Víctor Mesa, a los que se le agregó hasta 1985 un cuarto bate de la calidad de Alejo O’Reilly. A la defensa no fue tan excepcional como a la ofensiva, pero cumplía bien su cometido. No obstante, recuerdo sensacionales fildeos por él facturados como los que le realizó a Matanzas en un momento comprometido para su equipo tanto en el partido como en el campeonato por encontrarse disputando el titulo en las postrimerías de la Selectiva de 1981.
El primero, tirándose de cabeza de espaldas al home para capturar un inminente Texas, el segundo, tirándose y capturando un batazo que iba de hit por encima de la segunda almohadilla y sobre el que facturó un electrizante doble play al pasarle la bola a Adolfo Borrell. También recuerdo el fabuloso engarce en el hueco del campo corto que completó con un no menos fabuloso tiro a la inicial, realizado en un partido contra Pinar del Río en el torneo Selectivo de 1983, clave en la victoria villareña.
Su guante fue también muy importante en los Panamericanos de Caracas con tremenda defensiva y brillantes engarces en momentos importantes. En el juego de las Estrellas de 1987 su equipo Orientales alcanzó el triunfo gracias en gran medida a un fildeo espectacular de Jova en segunda base sobre una conexión arrastrada del receptor habanero Pedro Luis Rodríguez.
El batazo tenía intenciones de meterse en el center field pero fue fildeado con el guante de revés para así evitar el empate del juego. El sempiterno número 4 de los equipos del centro del país -desde que adoptó ese número en 1976- bateó cuanto quiso en Series Nacionales y Selectivas, al extremo de concluir con 315 de average. Ese es el más alto promedio ofensivo que ha alcanzado un short stop en el béisbol cubano después de 1962 y oficiaba en el lugar doce entre todos los peloteros que habían participado en nuestras Series Nacionales hasta el momento de su retiro y tercero entre los retirados en ese instante. El hombre que mejor sabia batear detrás de un corredor y de los más inteligentes jugadores que han visto nuestras Series Nacionales, sobre todo a la hora de pararse en el home, ya que dominaba a la perfección una correcta técnica de bateo.
Prueba de eso es que casi siempre terminaba entre los diez primeros bateadores en los campeonatos nacionales en que participó entre 1977 y 1989, así como en las selectivas de 1977 a 1981 y de 1983 a 1985.
Debutó con el equipo representativo de la nueva provincia Villa Clara en la serie 77-78 y lo hizo por todo lo alto al terminar entre los primeros bateadores, sublíder en triples y el mejor torpedero del campeonato. En la Selectiva de 1978 fue el de mayor comparecencias, con 51 anotadas a solo cuatro del líder Antonio Muñoz, campeón de bateo con 372 –se agenció la corona en su último turno al bate con un magistral toque de bola para definir una dura porfía con el camagüeyano Eusebio Cruz y Elpidio Mancebo – y líder en hits con 92, marca para el evento.
Esa Selectiva la ganó su equipo de forma dramática, victoria en la que él fue uno de sus más firmes baluartes, ya que también acabó con el pitcheo pinareño en el play off por el título en el que fue líder en hits con 7. Su actuación en esa serie extra y la de 1972 no le ha sido incluida en su labor histórica. También resultó sublíder en bateo en la Selectiva de 1979, detrás de su compañero de equipo Sixto Hernández, y en la Nacional 80-81 con 385, detrás de Amado Zamora, mientras que en la serie 1979-1980 fue el tercero de mejor promedio con 377 y segundo en triples. En carreras anotadas lidereó de nuevo en la Selectiva de 1980 con marca para el torneo con 56, además de terminar quinto entre los de mejor promedio ofensivo. En flys de sacrificio lidereó en sus dos últimas Nacionales, las de 1988 y 1989 con 6 y 4 respectivamente.
Fue puntal en el primer título nacional de Villa Clara en 1983 y de los títulos Selectivos de Las Villas en 1983 y 1985. En el de 1983 fue tercero en anotadas y cuarto de los bateadores. En la serie de 1985 fue el décimo en average, tercero en hits con 58 -a solo dos de los líderes Fernando Sánchez y Antonio Pacheco-, séptimo en dobles y octavo en carreras anotadas. Cuando pienso en Jova invariablemente me viene a la mente el prototipo de lo que debe ser un segundo bate, pues él encarnó el modelo ideal que debe cumplir un bateador en rol de segundo hombre de un Line up.
En sus inicios fue mayormente primer bate, pero ya a partir de su quinta temporada fue casi siempre el segundo bate de los naranjas y del equipo Cuba, aunque en algunas ocasiones fungió como tercer bate de Villa Clara, principalmente hasta 1982. Él tiene en su poder, compartido con cuatro jugadores, la marca de más jonrones conectados dentro del terreno en Series Nacionales con un total de 4. Esa es la conexión más difícil de lograr en el béisbol. Dotado de una depurada técnica de bateo y muy observador e inteligente a la hora de enfrentar a los pitchers.
Por tal razón fue un azote para los mejores lanzadores de su época, pues bateaba con facilidad para cualquier zona del terreno en dependencia de qué tipo de pitcheo le hicieran, ya fuera adentro o afuera, lanzamientos de velocidad o de rompimiento. Alcanzó una aguda percepción en el cajón de bateo, sentido de la zona de strike y contacto con el bate. Era de muy buena vista, tacto, experto bateando del centro del terreno hacia el right y no perdonaba los lanzamientos pegados. Ha sido considerado por la mayoría de sus compañeros como uno de los bateadores más técnicos que haya pasado por Series Nacionales. Jova nunca se preocupó por dar jonrones, esa no era su función y como tal estaba convencido de eso.
Es uno de los peloteros que mejor se ha conocido sí mismo, que mayor inteligencia ha tenido para jugar y que mejor ha explotado sus facultades y características atléticas. Por esa misma razón y otras tantas es que fue tan grande. Pero ya que hablamos de grande habría que mencionar en primer lugar su sencillez, modestia y disposición por aconsejar y ayudar a los jugadores más jóvenes.
Él fue como un padre o un hermano mayor para muchos peloteros que después fueron estrellas como Lourdes Gourriel, Víctor Mesa, Antonio Pacheco, Lázaro Vargas, Eduardo Paret, entre otros. Ese Jova que en el momento que dejó el béisbol activo era -entre todos los peloteros retirados y activos- el tercero en triples, cuarto en hits, sexto en carreras anotadas, séptimo en dobles, ocupaba el lugar doce en average y figuraba entre los veinte primeros en otros departamentos ofensivos y defensivos.
Este ejemplar atleta lamentablemente ha sufrido algunas amargas experiencias, como la sanción injustificada que lo alejó del béisbol nacional por un año entre 1973 y 1974, cuando fue marcado como sospechoso del robo de algunas prendas de vestir de Agustín Marquetti y Braudilio Vinent en el Estadio Sandino de Santa Clara, solo por el hecho que un perro policía lo estuvo olfateando durante las pesquisas porque un custodio del estadio lo había visto entrar a los taquilleros donde Jova se había secado el sudor del entrenamiento y se había bañado. Jova fue encausado en un juicio penal y fue absuelto por falta de pruebas contundentes.
Pero fue arbitrariamente suspendido de cualquier actividad deportiva. Así perdió una temporada de su carrera en Series Nacionales y la posibilidad de integrar en una ocasión la Preselección Nacional e incluso hacer el equipo Cuba A por primera vez. Fue reivindicado cuando feliz e inesperadamente se esclareció el hecho –durante el funeral de su amigo José Antonio Huelga- y capturado el culpable, al ser detenido un individuo que llevaba puesto un pantalón robado que Vinent había identificado inmediatamente. El ladrón se lo había vendido a ese individuo que asistió al funeral de Huelga.
En su regreso fue muy ovacionado por su público en el juego inaugural de la Serie 1974-1975, día en que dio uno de sus jonrones dentro del terreno para beneplácito de los santaclareños. No se me olvida que Wilfredo Sánchez, el hombre hit de nuestro béisbol, al retirarse en 1985, dijo que el único jugador que veía con posibilidades de llegar después de él a los 2000 hits era Pedro Jova, pues marchaba con un paso que lo hubiera convertido en el segundo en llegar a la entonces mítica cifra en 1991.
Aunque nunca perdió su forma deportiva sufrió lesiones en las piernas y en el brazo derecho que lo hicieron ausentarse de la mayoría de los juegos de las Selectivas entre 1986 y 1988. No obstante, terminó entre los primeros bateadores en las tres nacionales entre 1986 y 1988, en esta con un elevado 364 y solo tres ponches en 162 veces al bate. En su última serie compiló 311 y figuró en algunos Todos Estrellas semanales en segunda base por encima del astro Antonio Pacheco. En su último partido en Series Nacionales, frente a Santiago de Cuba el 22 de enero de 1989, bateó de 5-2. Pienso que Jova pudo jugar aunque sea una temporadas más y así ayudar a sus equipos en nacionales y selectivas, lograr otras buenas marcas.
Podía ser llevado a la función de bateador designado, pero pienso que además de algunas molestias físicas ya estaba desmotivado para seguir jugando en aquellas fuertes temporadas nacionales sin buenas condiciones de transportación, alimentación, alojamiento y para colmo sin ya ser el Pedro Jova del equipo Cuba. Jova había arribado a los 1000 imparables el 19 de enero de 1983 ante el zurdo Andrés Sanabria de Industriales en el Coloso del Cerro, decimoquinto bateador en llegar a esa cifra y hasta ese momento el más joven de los afortunados en completar esa importante marca con 29 años.
En ese instante tenía 3153 veces al bate y promediaba 317 de por vida, el segundo con más alto average en el momento de llegar al millar de imparables. Curiosamente su primer hit en Series Nacionales había sido en el Latinoamericano frente al también zurdo el legendario Santiago Changa Mederos, ambos por segunda base.
Este tremendo y a su vez callado jugador fue también un excelente defensor de la segunda almohadilla, principalmente en sus últimos años de pelotero activo. Según me contara el amigo Jorge Pimienta Díaz cuando ya estaba viendo pasar sus mejores momentos en conversación con Jorge Alfonso, Director del Semanario LPV en aquel momento, le anunció que le daría “tres líneas al astro Jorge Luis Valdés” en una subserie Selectiva en Matanzas.
El periodista lo jaraneó que estaba siendo un negrito alardoso, pero el ídolo de Esperanza le contestó que como se sentía esa noche le daba líneas a cualquiera. Así fue, bateó de 4-3 frente al mejor siniestro de Cuba. Le bateaba muy bien a Braudilio Vinent y fue el verdugo del zurdo José Modesto Darcourt y de Rogelio García, según confesiones de ambos al retirarse del beisbol activo. Con el astro Rogelio García, El Ciclón de Ovas, tuvo gran amistad, pero a su vez gran rivalidad deportiva. Antes de cada juego en que iba a enfrentar a Rogelio este le anunciaba a Jova que venía encendido, en gran forma y velocidad en sus lanzamientos. Jova por su parte le replicaba que él era quien estaba encendido y que le daría dos o tres hits, casi siempre salía victorioso el torpedero y segundo bate naranja y eso que estamos hablando del mejor lanzador en Series Nacionales de los 70 y 80.
Al zurdo capitalino José Modesto Darcourt – el mejor de su mano entre 1980-1982 y uno de los más destacados de esa mano en todas las Series Nacionales- le conectaba con tremenda facilidad cualquier tipo de lanzamientos. Con Braudilio Vinent, El Meteoro de La Maya, tuvo grandes duelos pitcher-bateador y casi siempre llevó la mejor parte, pues le bateaba muy bien la recta y nunca se dejaba engañar con la tremenda slider de Braudilio. En una ocasión Vinent le dio un bolazo en la cabeza durante un partido en Santiago de Cuba que lo obligó a ser llevado al hospital y perder cuatro partidos del campeonato, sin mayores consecuencias.
Le tocó enfrentar de nuevo a Vinent en Santa Clara, muchos pensaban, incluido Vinent, que Jova tendría temor de enfrentar su terrorífica velocidad, pero el número 4 de los del centro del país le dio un tremendo jonrón por entre center y left, cayendo la bola en un hueco que había en esa zona del estadio, después le dio doble y hit. Al receptor pinareño Juan Castro le anunciaba que iba a meter hit entre primera y segunda y no había forma de impedirlo, ni la astucia de Castro, ni la velocidad de Rogelio, Julio Romero o Juan Carlos Oliva. No se puede escribir la historia del béisbol de Series Nacionales, sobre todo de los años 70 y 80 sin mencionarlo, aunque así ha pasado lamentablemente en ocasiones.
Después de retirado fue inmediatamente entrenador de bateo de Villa Clara y asistente de dirección. Cumplió misión de trabajo en Italia en 1992 y al regreso le fueron dadas las riendas del equipo. En su debut como mentor en la serie 1992-1993 también fue el mejor novato, ya que ganó el título para Villa Clara después de diez años de espera. Fue, que yo recuerde, el primer director que debuta siendo campeón y discutir cinco campeonatos nacionales consecutivos. En las cinco Nacionales que dirigió con Villa Clara ganó tres campeonatos de forma sucesiva y dos subtítulos, caracterizándose por un estilo de dirección muy pedagógico y muchas iniciativas en el aspecto técnico-táctico del juego.
El logro hacer un gran trabajo con un grupo de figuras jóvenes que estaban surgiendo había tres temporadas, uniéndolos con veteranos, pero que además de no ganar en diez temporadas ya llevaban cinco series consecutivas sin ni siquiera clasificar a los Play Off. El logro engrasar una gran maquinaria como fue sin dudas el Villa Clara de los 90, no por gusto fue el mejor equipo de esa década y eso que se enfrentaba a grandes trabucos en los Play Off como eran Santiago de Cuba, Industriales y Pinar del Rio.
Logró como manager un excelente average de ganados y perdidos de 601 en cinco Nacionales, tres Selectivas y las dos Copas Revolución. También tuvo buenos resultados en la arena internacional como director de equipos Cuba B y sub-23, así como asistente de dirección del Cuba A y coach de primera base, del que debió ser su director entre 1993 y 1995, pero siempre se prefirió al entonces vitalicio en el cargo, Jorge Fuentes.
El 22 de julio de 1997 fue alejado del béisbol por Resolución del INDER junto a un numeroso grupo de peloteros y técnicos villaclareños, entre ellos su hijo Maikel de 16 años, por supuestos vínculos con el astro Rolando Arrojo que había abandonado el equipo Cuba en 1996 en Estados Unidos, semanas antes de la Olimpiada de Atlanta. Después de levantada la suspensión – que le fue levantada al año siguiente- trabajó en Panamá hasta el año 2004. También estuvo trabajando en la academia provincial. En 1999 y el 2000 participo en la preparación del equipo Villa Clara para las nacionales de esos años. Esto fue así hasta la Serie 2004-2005 en que el Presidente del INDER Humberto Rodríguez le propuso la tarea de dirigir al equipo Guantánamo.
En la siguiente serie, la de 2005-2006, iba a ser el director del poderoso Ciego de Ávila que no lograba buenos resultados en las post temporadas, pero a última hora no fungió en esa función al denegársele trabajar al frente de ese colectivo con los técnicos que él quería llevar consigo de Villa Clara. Después se ha mantenido trabajando en Italia.
No se me olvida cuando el viernes 10 de diciembre del 2004 apareció al frente de Guantánamo en el estadio de Santa Clara para iniciar la subserie particular con Villa Clara, parecía que el Sandino se caía aplaudiéndolo y vitoreando un gran coro de 15000 aficionados que lo pedían como director de los naranjas.
Pedro Jova fue un pelotero insigne y muy popular de la región central del país, fue el mejor jugador de su provincia hasta que llegó un fenómeno llamado Víctor Mesa. Jovita o Nene, como también lo llaman sus amigos del deporte, es un pelotero que está indisolublemente ligado a lo mejor de mis recuerdos de niño y adolescente aficionado al béisbol, entre otras cosas porque era uno de los peloteros más seguidos por mi querido abuelo. Hablar de él es volver a vivir esos años.
Pedro Jova en números (Fuentes estadísticas: José Barral del CINID del INDER y archivo personal del autor)
17 Series Nacionales (1971-1973 y 1974-1989):
VB C H 2B 3B HR CI BB K BI FS SH DB BR CR TB SLU AVE
2701 365 850 115 29 11 270 313 120 26 30 16 22 43 27 1056 391 315
Total en 14 Selectivas (1975-1988):
VB C H 2B 3B HR CI BB K BI FS DB BR CR TB SLU AVE
2372 459 748 91 21 21 212 269 119 8 11 34 22 21 944 398 315
Total con bate de Madera (1971-1977):
VB C H 2B 3B HR CI BB K BI FS SH DB BR CR TB SLU AVE
943 131 253 39 10 6 67 79 51 3 3 8 13 20 18 330 350 268
Total con bate de aluminio (1977-1989):
VB C H 2B 3B HR CI BB K BI FS SH DB BR CR TB SLU AVE
4130 693 1345 167 40 26 415 503 188 31 19 17 43 45 30 1670 404 326
Acumulado total de Pedro Jova en 17 Nacionales y 14 Selectivas:
VB CA H 2B 3B HR CI BB K DB FS SH BR CR TB SLU AVE
5073 824 1598 206 50 32 482 582 34 239 56 41 25 65 48 2000 394 315
Labor defensiva de por vida nacionalmente.
JJ INN O A E TL AVE DP TP
1319 10692.1 2355 4200 340 6895 951 622 1
Play Off de 1972 con Azucareros (no se le ha incluido en su labor histórica):
VB CA H 2B 3B HR CI BB K BR CR TB SLU AVE
9 0 4 0 0 0 1 4 0 1 0 4 444 444
Play Off de 1978 con Las Villas (no se le ha incluido nunca en su labor histórica):
VB CA H 2B 3B HR CI BB K BR TB SLU AVE
20 2 7 0 0 0 0 0 0 1 11 350 350
INTERNACIONALMENTE:
Total en 4 Mundiales (1976, 1978, 1980 y 1984):
JJ VB CA H 2B 3B HR CI BB K BI DB FS SH BR CR TB SLU AVE
20 65 13 22 4 1 0 8 4 1 0 0 0 1 1 0 28 431 338
Total en 2 Centroamericanos (1978 y 1982):
JJ VB CA H 2B 3B HR CI BB K BI DB FS SH BR CR TB SLU AVE
14 55 19 24 3 1 3 13 7 6 1 1 1 0 0 0 38 691 436
Total en 2 Panamericanos (1979 y 1983):
JJ VB CA 2B 3B HR CI BB K BI DB FS SH BR CR TB SLU AVE
10 42 11 15 2 2 0 1 2 3 0 0 0 0 0 0 21 500 357
Total en 4 Copas Intercontinentales (1979, 1981, 1983 y 1985):
JJ VB CA H 2B 3B HR CI BB K BI DB FS SH BR CR TB SLU AVE
35 144 35 44 6 2 2 18 15 8 1 3 3 2 2 1 60 417 306
Labor en 3 Copas “José Antonio Huelga” (1983,1984 y 1985)
JJ VB CA H 2B 3B HR CI BB K BI DB FS SH BR CR TB SLU AVE
19 71 16 22 1 2 1 5 8 3 1 1 0 0 3 1 30 423 310
Fernando Rodríguez es autor de los libros "Pase usted Señor Jonrón. La verdad sobre Cheito Rodríguez", "Armando Capiro. Grande por siempre" y "Antonio Muñoz. Del Escambray a Tokio". Los interesados en adquirir estas importantes publicaciones pueden llamar al autor al 786-523-5819 o contactarlo al email ferna.rodriguez74@gmail.com