Tiene a Modric como ejemplo de tenacidad para triunfar a escala internacional desde un país, Croacia, inmerso en una guerra por la independencia desde 1991 a 1995. Luka es el espejo en el que se ha mirado para llegar a lo más alto. Es su ídolo. El futbolista con quien habla en las concentraciones de la selección croata para mejorar aspectos de su fútbol. Se llama Mateo Kovacic, tiene 21 años y la guerra significó que su familia, de origen bosniocroata, se trasladara a la ciudad austríaca de Linz. Allí nació el 6 de mayo de 1994.
Años después, finalizado el conflicto, sus padres regresaron a Zagreb. Fichó por el gran club de la ciudad, el Dinamo. Ascendió al primer equipo en 2010. Centrocampista de fuerza, ofensivo, con disparó, militó en el conjunto croata durante tres años, disputó 73 partidos y marcó nueve goles.
En 2013 interesaba a la Juventus y al Ajax, pero decidió firmar por el Inter. Allí ha jugado 97 encuentros y ha conseguido ocho tantos en dos temporadas. Acaba de fichar por el Real Madrid. La operación entre ambos clubes se fraguó rápidamente en la noche del sábado ante las ofertas que el Liverpool y el City presentaron por el chaval.
La escuadra italiana necesitaba dinero y había que actuar con eficacia. Manuel García Quilón, apoderado de Benítez, ha sido uno de los artífices de la contratación, codo con codo junto a José Ángel Sánchez, mano derecha de Florentino Pérez. El traspaso costará 30 millones y el futbolista firmará por seis campañas. Benítez le conoce bien. El entrenador madridista había solicitado al presidente la adquisición de otro medio centro para realizar rotaciones con Modric y Kroos. El brasileño Casemiro era el primer relevo para el doble pivote.
El entrenador quería otro pivote de garantía para que Kroos no acumule el desgaste sufrido la pasada temporada. El alemán fue el jugador de la plantilla que más minutos sumó: 4.599. El elegido ha sido Kovacic, un media punta diestro que también ha jugado a pierna cambiada, por la izquierda, y que fue reconvertido con éxito por Mancini en un medio centro de potencia con tendencia atacante. Benítez tiene todos los datos sobre Kovacic. Era una de las revelaciones del Scudetto. El jugador estaba en la órbita del Real Madrid desde hace un año.
Es una adquisición estratégica de la entidad, que selecciona futbolistas jóvenes de calidad como alternativa a sus estrellas. Consigue, con ello, dos objetivos: no dejar en el banquillo a figuras sin sitio y formar al lado de esas figuras a sus futuros relevos, que no pueden tener mejores maestros. Combinar a un futbolista curtido como Modric junto a Kovacic en el doble pivote es la mejor enseñanza. Lo mismo sucede con Kroos y Casemiro. Lo que Benítez pretende es mezclar a los titulares con los jóvenes para dar un respiro a los «fijos siempre que pueda. «Mateo», como le denominan en la selección croata, ya era a sus 21 años un baluarte en la columna vertebral del Inter. Ahora crecerá al lado de su espejo profesional, Modric.
Es su alumno aventajado. Nadie mejor que su compatriota para aconsejarle en la eficacia necesaria que exige ese puesto para robar balones, asegurar con pases precisos la posesión de balón y demostrar recursos para salir de la presión rival. Luka se transformó en un pivote puro en la madurez de su carrera. Kovacic lo ha hecho muy pronto, con 20 años, para labrar su futuro en esa posición.
El técnico busca motores. La llegada del croata se suma al retorno de Casemiro en una apuesta clara del técnico por inyectar caballos al centro del campo cuando el equipo lo necesite. Las dos incorporaciones dejan sin sitio a Illarramendi, que se negó a fichar por el Athletic en enero. Lucas Silva tampoco tenía hueco y será cedido para que se foguee. Lo mismo sucederá con Marco Asensio, que requiere un conjunto que haga fútbol ofensivo para explotar su genialidad. Odegaard se quedará en el Castilla, junto a Mayoral. Kovacic ha sido el penúltimo fichaje. Kovacic ha sido el penúltimo fichaje. Ahora falta de Gea.
Por Tomás González-Martín
