El guión sobre el fichaje de David de Gea por el Real Madrid tuvo un final de película de miedo. Inesperado. Casi surrealista. Todo estaba preparado para que el club blanco anunciara a las 12 de la noche la llegada del guardameta español del Manchester United, el hombre elegido para ser el relevo de Iker Casillas, el nombre que cerraría el espeso debate que ha sacudido la portería del club en los últimos tres años.
El comunicado estaba redactado para salir a bombo y platillo en la web oficial del Real Madrid. Aficionados, periodistas y todo el mundo del fútbol, pulsaba compulsivamente F5 en el teclado del ordenador en busca de la confirmación oficial en la página del club. Ambas partes daban por cerrado el pase, pero a medianoche el fichaje no se anunció, ni minutos después. Un giro imprevisto frustró la operación del verano. O no, porque el asunto aún no está todavía nada claro.
Cuando todo estaba preparado, la burocracia sacudió los planes hilados durante toda la frenética jornada. Un lunes de cierre de mercado que alcanzó cotas de opereta en el sprint final. Tras semanas mirándose de reojo, el Real Madrid y el Manchester acordaron a mediodía del lunes el traspaso de David de Gea, 24 años, internacional español y como loco por vestir de blanco.
Convenciendo a Keylor
Enfrentado con Louis Van Gaal, el jugador soñaba con salir de Inglaterra antes del final de su contrato, en 2016. El United, para solucionar el caso y no ver escapar al futbolista gratis el próximo año, aceptó finalmente la oferta de casi 30 millones que el Madrid le hizo el 31 de agosto, en el último día que se pueden cerrar traspasos.
Apalabrada la llegada de De Gea, le quedaba al Madrid convencer a Keylor Navas de que su mejor opción era abandonar la entidad, precisamente camino del Manchester, donde buscaban con urgencia un portero de primer nivel. Costó mucho convencer al costarricense, todavía con los vítores del Bernabéu en los oídos tras su buen partido del sábado. Tenía la confianza de Benítez, pero una vez conoció que De Gea venía para Madrid, se dio cuenta de que su futuro se complicaba. Le esperaba la suplencia. Como le sucedió a Casillas, entendió que De Gea llegaba para ser el dueño de la portería.
El avance del reloj
El club inglés le sedujo con un contrato de 4,5 millones de euros -el doble de lo que ganaba hasta ahora- y la promesa de la titularidad. A media tarde dio el ok y comenzó el trajín del papeleo, ya con prisas, porque el reloj avanzaba hacia las 12 de la noche, el límite para inscribir futbolistas en la Liga de Fútbol Profesional. El trueque satisfacía a todas las partes. De Gea ya esperaba en el domicilio madrileño de su novia el anuncio oficial del Real Madrid. Firmaría por seis años y sería presentado hoy a mediodía, antes de unirse a la concentración de la selección. Sin embargo, se marchó a la cama resignado y sin saber exactamente donde jugará. Keylor, tampoco.
El Manchester envió los papeles del contrato de Navas a las 23.59, y dejó sin tiempo al Madrid para remitir el de De Gea a la Liga. Sin ese sello, no hay fichaje, aunque el club blanco daba vueltas ayer de madrugada al tema. Dice poder justificar que el documento llegó antes de la medianoche, y se planteaba pedir la intermediación a la UEFA para que la operación sea aceptada.
JAIME RODRÍGUEZ/ ELMUNDO