El peor resultado que podía tener Benítez en su debut con el Real Madrid era perder y el segundo más malo era un empate a cero. Acabar un partido sin hacer un gol es un pecado después de tener en el campo a Bale, Isco, Cristiano Ronaldo, James y Jesé. Esto es lo verdaderamente preocupante, aunque sólo sea la primera jornada de Liga y el remedio seguramente tenga solución.
El Real Madrid generó ocasiones, tuvo fases de acoso, pero atacó sin claridad, puntería y ansiedad. El ataque le sigue fallando a un entrenador con etiqueta de defensivo. Llegarán los días de la goleada, pero lo visto en Gijón dejó la imagen de un Real Madrid fantasmal e irreconocible por su escasez de pegada.
En la pretemporada fue de más a menos en el apartado ofensivo y en el estreno liguero confirmó que los mecanismos de ataque se atascan. Qué feo queda ver el marcador a cero de goles cuando en tu equipo está el Bota de Oro. El Real Madrid atacó muy mal. Abusó de entrar por el centro, cayó en el embudo, renunció a abrir el campo, dejó atrás a Marcelo y Danilo en la primera parte, tardaron en darle profundidad y chocó ante un Sporting corajudo que buscó la gloria. La pudo tener en un gol fantasma.
Un remate que, sin la tecnología del ojo de halcón, cayó de lado del Real Madrid. El árbitro y el juez de línea tienen que estar muy finos para decidir si la pelota traspasó totalmente o no la raya. Imposible de ver para el ojo humano. Situaciones como ésta obligan a replantearse el uso de esta tecnología que hace más justo el resultado de un partido. El Real Madrid tiene mucho margen de mejora, pero el calendario no espera y Benítez pasará un examen en todos los partidos. Empieza mal, dejándose dos puntos ante el Barcelona y el Atlético y eso también duele.
El Barça tampoco hizo un buen partido en San Mamés, pero encontró la solución del gol en una subida de Jordi Alba (lo que le faltó al Real Madrid) y el remate solo de Luis Suárez. Con Messi, frío (falló un penalti), y las lesiones de Alves y Busquets supo apretar los dientes ante un Athletic que ha ido perdiendo gas desde el 4-0 en la ida de la Supercopa de España. Supo sufrir para llevarse un buen botín.
Por Ulises Sánchez Flor/ Lainformacion