BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) — Existe en España un dicho que reza 'Ganar por lo civil o lo criminal'. Y fue de esta manera, por lo criminal, que el Barcelona acabó con la resistencia de un Málaga que amenazaba ya al Camp Nou con convertirse en su pesadilla oficial. Le resistió 73 minutos. Hasta que Vermaelen lanzó un obús con toda el alma para abrir la victoria del campeón. A un rechace de Kameni respondió el central belga con su remate imparable, cuando los nervios acudían a la grada del estadio azulgrana y las miradas fijadas y quejosas sobre el árbitro ya iban desviándose ante el poco tino de los jugadores de Luis Enrique, incapaces de cumplir con la lógica.
El Málaga de Javi Gracia le robó cuatro puntos al Barcelona la pasada temporada. 0-0 en La Rosaleda y 0-1 en el Camp Nou, en la última derrota del campeón, al que aquel tropiezo apenas le provocó un estornudo en su cabalgada hacia la gloria. Pero eran 180 minutos, dos partidos completos, sin marcarle un gol al mismo portero, Kameni, que había encajado 32 dianas en sus 18 enfrentamientos anteriores con el equipo azulgrana. Y se aventuraba lógico que a medida que pasaban los minutos aparecieran esos nervios que alcanzaron los 253 minutos sin batir al meta camerunés.
Nervios ante el poco acierto del equipo y más nervios ante lo que se contemplaban errores de bulto del árbitro, el novato Jaime Latre, que no convino que fuera penalti un brazo de Torres a centro de Neymar primero ni una caída de Luis Suárez ante la entrada de Angeleri después. El brazo de Torres, deslizándose por el suelo, fue poco menos que calcado a uno de Piqué en el Bernabéu.
De ahí las protestas ante la diferencia de criterio en dos jornadas similares. Acabó por llevarse el triunfo, como la pasada semana en San Mamés, con un solo gol y después de un partido trabado, trabajado y costoso. Dos goles y seis puntos en los primeros 180 minutos del curso liguero que muestran que el campeón sigue en pleno rodaje. Esperando una primera exhibición del tridente apareció Vermaelen para salvar los muebles al campeón. "Hay victorias que refuerzan el ánimo de un equipo, porque se consiguen sin brillar", aseguró al acabar el partido un cronista radiofónico. Dando por cierta esa afirmación, el Barcelona lleva dos jornadas reforzándose.
El juego, de momento, se mantiene alejado de las expectativas, pero los puntos caen en el saco y descontadas dos jornadas ya suma un pleno de puntos que por juego quizá se le podría discutir. Tanto que en el minuto 93 Charles tuvo una ocasión de oro para empatar. No lo consiguió y el Barça, sin brillo pero con trabajo, cumplió con la lógica.
Jordi Blanco /ESPN