GINEBRA — La FIFA admitió por primera vez que se podría anular el proceso de elección de las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022, Rusia y Catar, respectivamente, si se comprueba que actos de corrupción influyeron de forma determinante en la decisión final. Así lo señaló hoy el presidente de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento de la FIFA, Domenico Scala, quien ha sido encargado por el presidente en funciones, Joseph Blatter, de dirigir reformas estructurales en la organización ante los escándalos de corrupción que le afectan.
"Si surgieran pruebas de que la elección de Catar y Rusia sólo ocurrió gracias a la compra de votos, entonces la elección podría ser invalidada", declaró Domenico al diario suizo SonntagsZeitung, pero indicó que tal evidencia todavía no ha aparecido.
La Justicia suiza investiga supuestos actos de corrupción en la designación de ambas sedes y últimamente transmitió a una decena de miembros de la FIFA, que integraron el Comité Ejecutivo que en 2010 participó en esa votación, su interés por reunirse con ellos en relación a este caso. Se trata de personas que no residen en Suiza y que se encontraban en este país hace diez días para participar en el Congreso de la FIFA del que Blatter salió reelegido, para presentar su renuncia dos días después.
Según informaciones de prensa, la investigación de la Justicia de Estados Unidos por corrupción en la FIFA -centrada en la adjudicación de contratos para la transmisión, publicidad y auspicio de torneos de fútbol en Latinoamérica y EEUU- también tiene una vertiente relacionada con la elección de Rusia y Catar como sedes de los próximos mundiales. La elección de Catar fue la más criticada, al tratarse de un país sin tradición ni infraestructura futbolística.
Catar, además, ha sido denunciado por reputadas organizaciones defensoras de los derechos humanos por violaciones a los derechos laborales más elementales en los trabajos de construcción de las obras que requiere la celebración de la Copa del Mundo en 2022 y en la que emplea en su gran mayoría a inmigrantes.
EFE