La mecánica del FIFA Gate era la siguiente: el dinero entraba en la cuenta de la Confederación Sudamericana (CONMEBOL), y luego el presidente, Nicolás Leoz, lo repartía a su antojo. Movió cifras millonarias de las cuentas de la institución a las suyas personales. Así de fácil, así de impune.
Este periódico cuenta con el testimonio del ‘Confidente X’, un exempleado de la CONMEBOL, que aporta documentos que prueban el saqueo al que fue sometida la Confederación Sudamericana de Fútbol bajo el mandato de Leoz (1986-2013). Nicolás Leoz Almirón (Pirizal, 1928) fue también miembro del Ejecutivo de la FIFA (1998-2013) y vicepresidente de este organismo. Actualmente está en arresto domiciliario en su hacienda de Luque (Asunción) a la espera de ser extraditado a Estados Unidos, país que le acusa de corrupción, soborno, fraude, blanqueo y asociación para delinquir. Sus cuentas corrientes se confundían con las de la Confederación Sudamericana. Los traspasos de dinero eran frecuentes, tanto en dólares como en guaraníes.
El relato del Confidente X, que trabajó en la CONMEBOL durante una década y media, describe el ‘modus operandi’ en la Confederación Sudamericana, el epicentro de la corrupción junto con la CONCACAF (Norteamérica, Centroamérica y Caribe), con dineros que llegaban desde cualquier parte del mundo, de Tokio a Nueva York, y, tras pasar por aquí y allá, acababan en cuentas de sus dirigentes en Paraguay, Brasil, EE UU o en Panamá. “A veces, para maquillar las operaciones, usaban como testaferros a alguno de sus familiares. El doctor Leoz a su esposa, María Clemencia; sus ayudantes hacían algo parecido”.
El primer caso, que sirve para ilustrar cómo se distraía el dinero a capricho en la Confederación Sudamericana (que integran Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) hace referencia a una cantidad de un millón y medio de dólares “que el por entonces (en el año 2000) presidente de la Federación de Japón, Ken Naganuma, ya fallecido, envió a la CONMEBOL para ser repartido entre las diez federaciones por el voto de los países sudamericanos a la candidatura de Corea y Japón para el Mundial 2002”, cuenta el ‘Confidente X’.
“Pero ese millón y medio se distribuyó de otra forma: un millón doscientos mil dólares americanos los ingresó Leoz en su cuenta; doscientos mil dólares para Eduardo de Luca, secretario general de la CONMEBOL, y cien mil dólares para Zorana Dannis, la enlace de la Confederación con la FIFA”. Una colombiana con oficina en EE UU.
Según los documentos del ‘Confidente X’, esa cantidad de 1,2 millones de dólares llegó a nombre de la CONMEBOL, pero Leoz lo desvió a su cuenta personal, la 1596/2 del Banco do Brasil de Asunción. Este periódico publica el reconocimiento de firma en el Banco do Brasil de Nicolas Leoz y su esposa, María Clemencia Pérez, que los vincula con ese número de cuenta. Los otros dos giros bancarios fueron a parar uno al Northern Trust International Bank, de Nueva York, y el otro a una oficina del Citibank en New Jersey, también en Estados Unidos. Esta fue “una de las operaciones, pero hubo muchas más y no todas pasaron por mis manos”.
Explica X que estas prácticas “eran habitulaes y seguidas”, hasta el punto que era casi un imposible separar las cuentas privadas de Leoz de las de la propia CONMEBOL. Nicolás Leoz dimitió de sus cargos en la FIFA y en la CONMEBOL hace algo más de dos años. “La FIFA ha recibido la dimisión formal de Nicolás Leoz de sus cargos como miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y presidente de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) por razones de salud y de índole personal”, informó la FIFA en un comunicado oficial el 23 de abril de 2013.
En realidad, Leoz se vio involucrado en el caso ISL, la empresa de markéting de la FIFA que quebró por pagar sobornos a sus dirigentes “porque era la única manera de cerrar los negocios con ellos”. Así lo declaró Hans Juerg Schmid ante el juez suizo Siegwart, que citó en el juicio a Leoz y al resto de la cúpula de la FIFA. “Por qué debe entender este tribunal que se paguen sobornos”, respondió su señoría.
Por Joaquín Maroto / AS