BARCELONA,– El Barça dio un paso de gigante en la carrera hacia la Liga derrotando a la Real Sociedad en un partido plácido en el dominio pero incómodo a través de Gerónimo Rulli, que mantuvo a cero su portería durante 50 minutos para llegar a poner nerviosa a la hinchada que prácticamente llenó el Camp Nou.
Neymar, rematando un centro de Messi que había desviado un defensa, rompió el muro donostiarra, que se defendió como pudo ante un Barça decidido, tranquilo y confiado que acabó cumpliendo con la lógica en una calurosa tarde y que desembocó en una sensación de alivio en el campo y euforia en la grada.
Euforia desatada cuando Pedro, más secundario que nunca, cerró la victoria a cinco minutos del final con una chilena espectacular que confirmaba esa victoria necesaria. No fue el mejor partido de los últimos tiempos… Pero sí valió su peso en oro. Trasladó de esta manera toda la presión al Real Madrid, que apenas acabar el partido del Camp Nou recibía al Valencia con la necesidad de sumar los tres puntos para mantener el pulso. Una semana más un partido menos… Esto se acaba.
El equipo de Luis Enrique huele el título. Y lo hace con las mejores sensaciones posibles. Si en los partidos precedentes se había convertido en una máquina de hacer goles, este sábado entendió la necesidad de asegurar la victoria en cuanto cerró la primera parte en falso, estrellado ante un Rulli estelar que evitó hasta cuatro remates envenenados.
La goleada no se aventuraba, Messi torcía el gesto, se desesperaba Suárez y reclamaba calma Xavi, veterano de oro y que fue protagonista para suavizar el toque del equipo y convertir el partido en un monólogo sin mucha intensidad pero con un dominio evidente. No fue, desde luego, una tarde para enmarcar en este rush final de temporada. Nada que ver con el vértigo del miércoles frente al Bayern, el tremendo calor con que se jugó el partido provocó una sensación de cansancio en el que solamente el ritmo de Neymar y el constante trabajo de Alves dieron a entender que el duelo debía sentenciarse a través de cualquier camino.
La Real Sociedad se parapetó y apenas quiso plantar cara a través de algún contragolpe mientras mantenía su puerta a cero. Siete remates contra uno en la primera mitad, cerrada con un 70 por ciento de posesión azulgrana daban a entender que tarde o temprano debía caer el gol. Y eso es algo renacido en el Camp Nou. La confianza. La gente cree otra vez, ciegamente, en su Barça y comprende que a pesar de las dificultades que pueda ofrecer algún partido tiene motivos para confiar en los jugadores. Messi volvió a ser líder sin necesidad de marcar las diferencias. Bien controlado tanto en la banda como en el centro, Leo fue rápidamente consciente de la necesidad de dar un paso al lado y combinar más que decidir… Y a pesar de eso fue de él de quien nació el gol de Neymar.
Porque tiene estas cosas y no podría entenderse de otra manera. La tarde acabó con el espectacular gol de Pedro y una sensación de alivio evidente. Con el Camp Nou coreando a Messi, la gente entregada a su equipo y el objetivo cada vez más cerca. Dos partidos. 180 minutos son los que separan al FC Barcelona del título de Liga que conquistó la pasada temporada el Atlético. Su victoria de este sábado ante la Real Sociedad no pasará a la historia por su espectacularidad, pero estará encuadrada en esa racha bestial que mantiene el equipo de Luis Enrique en este final de temporada que le conduce, de momento, hacía el sueño del triplete.
Por Jordi Blanco
