Por Andrés Pascual
En el boxeo se le llama rounds “de estudio” al primero, o al primero y al segundo en que dos boxeadores se analizan visualmente a ver por dónde pueden romper las hostilidades, por lo general, el jab es el único impacto, si llega, que hace su parte. En la pelea entre Kirkland y Canelo Álvarez ni intentos, de inmediato, el americano desechó cualquier tipo de reconocimiento del terreno e inició el ataque
¿A que se debió? Posiblemente a la fama de mal defensor del azteca o a la acción sorpresiva para “no dejarlo respirar”, para que no pudiera acomodarse y pegar, posiblemente en su esquina le dijeron que “le cayera a piñazos al hombre”. Y eso hizo… Pero Canelo le respondió, lo adivinó y lo tiró al final del primero…Mal que bien, hay que reconocer cosas en Canelo: es bravo, aguanta, pega y siempre está preparado para la guerra, si algún peleador lo ha hecho lucir mal, no significa que pueda despojársele de su bien ganado lugar en el escalafón como uno de los mejores boxeadores de la actualidad, sencillamente, es bueno sin ribetes de maravilla y muy popular, capaz de asegurar el beneficio económico como la atracción de taquilla que es en el mercado boxístico.
El segundo fue de mucha acción también, Kirkland puso presión para que Canelo tuviera que echar el resto, el mexicano aceptó el intercambio y concluyó el episodio con el mulato en mal estado pero de pie. “A la 3era va la vencida”, nunca como en esta pelea ajustó mejor la frase premonitoria: el estadounidense regresó al trillo con otra andanada de golpes que el Canelo se comió sin mayores consecuencias, entonces metió un gancho y “BUM”, Kirkland al suelo, se levantó herido y el pupilo de Óscar lo remató con una derecha recta bella, de esas que, a través de la historia del boxeo, quien la recibe lo recuerda mañana. Nocao y este cuento se ha “acaba’o…