Por Andrés Pascual
Todavía no entiendo cómo Danny García pudo ganarle al argentino Lucas Matthysse (37-3, 34 KO’s) y de la forma como fue, no me entra en la cabeza, porque el suramericano es dos veces mejor libra por libra que el descendiente de boricuas.
Anoche Mathysse (Foto en brazos de su esquina), demostró que le queda mucho por recorrer todavía, cuando dispuso por decisión mayoritaria de Ruslan Provodnikov (24-4, 17 KO’s) en Nueva York, un euroasiático fuerte, fajador goloso y determinado, que ni pide ni da tregua en la búsqueda incesante del intercambio de golpes con resistencia y poder.
Desde el primer round, el argentino delimitó el terreno e impuso su estilo moviéndose mucho y jabeando constantemente, hasta que abrió una peligrosa herida en el párpado izquierdo de Provodnikov que, a medida que pasaban los rounds, empeoraba por el golpeo inteligente hacia la zona lastimada.
Sin embargo, quizás por acuse de cansancio del argentino a partir del 9no, o por la presión constante que le puso Provodnikov en todos los asaltos o por ambas cosas combinadas, el perdedor levantó el tren de pelea y colocó a la defensiva al ganador, que concluyo ese round, el 10 y el 11 en franco garete contra las sogas en esquinas neutrales.
Fue una guerra, una buena pelea sin suciedades, porque la herida sobre el párpado izquierdo del europeo, así como el mal estado de su pómulo derecho, se produjeron por el incesante martillar del jab con derecha cruzada del paisano de Pascualito.
Por momentos, Provodnikov recordó al ex campeón mediano Gene Fullmer, sin entrar en comparaciones, porque el ídolo de Utah fue mejor defensivamente y, sin dudas, más pegador, me refiero a la determinación, a la ferocidad como busca la combinación ganadora la víctima de Matthysse, o el golpe definitorio que anoche no llegó.
Los jueces votaron uno 114-114 y dos 115-113, ambos por el argentino, yo vi el pleito 115-113, repito, fue una gran pelea, una batalla campal durante 12 rounds. Matthysse está preparado para continuar la ruta exitosa que recorría cuando, de la forma que nadie entendió ni podrá nunca, un peleador algo menos que mediocre, que no le alcanza ni para el desayuno, puso en duda su condición de estrella del pugilismo.
Por su parte, Julito no aprende, no acaba de aprender que en el boxeo no puede monearse, eso se le deja a los animalitos del zoológico; no reacciona ante la evidencia de que, con un golpe, es muy difícil noquear, sino después de tener groggy a un peleador o porque se le conecte justo en el lugar que desorienta y desestabiliza.
Anoche perdió por nocao en el noveno contra Andrzej Fonfara, fue un golpe corto sin fuerza ni buena dirección, pero logró tirar al mexicano; el polaco había sido penalizado con un pùnto en el 7mo por golpear a propósito con la cabeza.
En light heavyweights la cosa es muy diferente para el hijo de Chávez, no creo que pueda dominar la división desde ninguna alternativa y, por su franca estupidez y capricho de bajar la guardia y asomar la cabeza delante de los oponentes, pudiera estar en línea para recibir algunos que otros nocaos más.
