No fue tanto una orden, sino una sugerencia. El 8 de abril de 1975, el gerente general de los Indios, Phil Seghi, habló con Frank Robinson-quien debutaba como jugador/manager de Cleveland-y le dijo, "¿Por qué no das un jonrón la primera vez que vayas al plato?" Robinson miró con incredulidad a su jefe. "¡Tienes que estar bromeando!".
No había bromas unas horas después de eso, cuando el primer manager afroamericano de Grandes Ligas hizo historia en su primer turno. En el lineup como bateador designado de la Tribu, Robinson le conectó cuadrangular a Doc Medich de los Yankees.
Los 56,204 fanáticos en el Estadio Municipal de Cleveland se enloquecieron. "Cualquier jonrón es emocionante", dijo Robinson luego del partido. "Pero tengo que reconocer que éste fue de más emociones aun".
Fueron muchas las emociones a la hora de romper la barrera racial, y de hacerlo de manera tan dramática. Los Indios ya se habían establecido como una organización progresista en 1947, cuando Larry Doby vistió el uniforme del equipo como apenas el segundo jugador afroamericano en Grandes Ligas y el primero en la Liga Americana. Robinson, quien también llegaría a ser el primer dirigente afroamericano en la Liga Nacional (con los Gigantes en 1981), agregó otro capítulo a ese legado. Entonces, aquella temporada de 1975 empezó con bombos y platillos.
No terminó así, ya que Cleveland terminaría con marca de 79-80 y en el cuarto lugar del Este de la Liga Americana. Robinson, luego de una temporada con tres juegos por encima de .500 en 1976, fue despedido por los Indios después de un lento comienzo del equipo en 1977. Robinson, con una placa en el Salón de la Fama como jugador, no sólo dirigiría más adelante a los Gigantes, sino también a los Expos/Nacionales.
Ahora es consultor en la Oficina del Comisionado Rob Manfred y presidente honorario de la Liga Americana. En Cleveland, los fanáticos de cierta edad aún citan el jonrón de Robinson como uno de sus momentos favoritos del deporte local. De su parte, ese 8 de abril Robinson celebró de una manera bien discreta-con una hamburguesa, una Coca Cola y un pedazo de pastel.
Por Anthony Castrovince / MLB.com