A punto de acabar el lunes 3 de abril, los jugadores del Green Cross decidieron dividirse en dos aviones para ganarle la partida al tiempo. No querían retrasos. Hacía unos minutos que habían empatado a uno en el campo del Osorno, equipo del sur de Chile, y los jugadores querían regresar cuanto antes a Santiago.
Sobre las 23 horas despegaron los dos aviones Douglas DC-3 pero uno nunca llegó a la capital chilena. El avión en el que viajaban ocho futbolistas, el entrenador del equipo y el fisico pereció en la ladera noroeste del cerro de Las Ánimas, en Los Andes.
Los libros de historia dicen que el impacto se produjo sobre las 23:57 del 3 de abril de 1961 y que entre aquellos admirados futbolistas estaba Eliseo Mouriño, un volante de potrero argentino que enamoró a Argentina en Boca Juniors.
Porque el Green Cross en Chile era el Madrid de la época. Su equipo ganaba, era respetado y sus jugadores eran venerados en la capital chilena. Al fin y al cabo el fútbol es el opio del pueblo y los profesionales del balón son lo más cercano a algo divino.
El cruel accidente supuso un impacto a nivel mundial y el pueblo chileno se volcó con la causa de un equipo que ya nunca volvió a ser el de antes. Tras la tragedia, pronto se iniciaron una ola de rumores que acabaron ayer cuando se difundieron las primeras imágenes del lugar del accidente.
Todo ha sido misterio en estos 54 años. Se tenía la percepción de que el accidente había sido en Los Andes. Se sabía el cómo y el por qué pero no el dónde, algo que torturaba a unas familias que ahora descansarán tranquilas.
La odisea de las familias finalizó cuando hace unos días, un equipo de montañistas halló los restos del avión, que algunos daban ya por perdidos para siempre. Así, este domingo se difundieron imágenes del lugar del accidente, a más de 300 kilómetros de Santiago.
Tal era la devoción por el misterio del Green Cross que su ubicación no ha sido desvelada para que el lugar sea respetado y no se convierta en una atracción turística, según Leonardo Albornoz, uno de los montañeros. "Sentí la energía del lugar. Se podía respirar el dolor", dijo Albornoz sobre el lugar del hallazgo.
El diario 'La Segunda' informó que los montañeros rindieron tributo a los 24 fallecidos del vuelo dejando una imagen de la virgen, un rosario, agua bendita y encendieron velas.
Han pasado 54 años pero el Green Cross sigue siendo noticia. El equipo, que jugó aquel partido de vuelta días después de la tragedia, se trasladó a la ciudad de Temuco para fusionarse con el club de la ciudad. El Deportes Temuco no tuvo éxito y en 1984 desapareció. La leyenda del Green Cross será eterna.
Por Pedro Antolinos / Lainformacion
