La pista de saltos con esquíes está cubierta de niebla, la nieve luce inmaculada, sin que nadie se deslice para tomar impulso y surcar los aires con un vuelo elegante. Hace tan solo un año, había un gran ajetreo con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. Pero la pista ha pasado a ser símbolo de todo lo que no funcionó en una justa en la que el gobierno de Vladimir Putin invirtió 51.000 millones de dólares.
Se habían presupuestado 40 millones para la pista, pero el costo final fue de 300 millones y el empresario que la construyó terminó huyendo del país en medio de una investigación de posible corrupción.
Rusia había dicho que los juegos olímpicos más caros de la historia serían costeados por inversionistas multimillonarios, no por el estado. Sin embargo, al cumplirse el primer aniversario de la justa, al menos dos de esos oligarcas se han desentendido de esos proyectos, obligando al estado a hacerse cargo de las instalaciones y de sus deudas.
AP