La rivalidad entre los países, con el ingrediente cubano desde el curso pasado y un formato de eliminación más dinámico, es por lejos el mayor atractivo de la Serie del Caribe, puesto que el estatus de la mayoría de jugadores que compiten en el torneo está lejos de la órbita de la Major League Baseball (MLB).
Sin incluir a los 28 cubanos que se inscribieron, de los 114 jugadores en las nóminas de los representantes de Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana apenas 47 tiene contratos con conjuntos del Big Show, es decir, un 41%. Si se agregan a los integrantes del elenco de la mayor de las Antillas, el porcentaje baja a un 33%.
Es decir, el 67% de los jugadores que ven acción en la justa no tiene relación laboral a ningún nivel con la principal liga del planeta. Peor aún, sólo 15 de los peloteros que juegan el clásico regional en la capital puertorriqueña están protegidos en roster de 40, el 11%.
Mientras los dominicanos encabezan la lista con seis 40-man, seguidos de los boricuas con cinco y cuatro venezolanos, México no tiene a ningún jugador en esa categoría, que es la inscripción nominal para estar en Las Mayores.
Quien se zambulle en los planteles de los conjuntos puede requerir una lupa para encontrar algún jugador titular o con proyección inmediata.
En la novena boricua sólo aparece Yadiel Rivera, quien viene de trabajar la mayor parte de la campaña pasada como el receptor de los Rays de Tampa Bay y proyecta quedarse con el puesto.
En Venezuela, el jardinero izquierdo Osvaldo Arcia (Minnesota) y el torpedero Alexi Amarista (San Diego) son titulares, mientras que por los quisqueyanos Maikel Franco (Filadelfia) y Jonathan Villar (Houston) son los que llegarán con mayor garantía de jugar a los campos de entrenamientos que se abren el 19 del corriente mes, aunque a ninguno de los dos se les ha asignado la posición.
No es más que el reflejo de las ligas otoño-invernales, que han visto desaparecer de sus escenarios en las últimas décadas a la mayoría de sus estelares a causa de los altos salarios que reciben en los Estados Unidos, inversión que sus patronos buscan proteger sacándolos de béisbol entre final y principio de año.
Puerto Rico dedica la actual serie al trabuco de equipo que formó en la edición de 1995, un año en el que la huelga en las Grandes Ligas recortó la temporada de 1994. Pero con el escenario actual luce poco probable que país alguno pueda reclutar un grupo similar.
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