Como anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2020, y ante la esperada avalancha de extranjeros, Tokio se esfuerza ya en reforzar una de las grandes asignaturas pendientes de Japón: el inglés. Con el fin de facilitar el tránsito de los turistas al país del sol naciente, el Gobierno metropolitano de Tokio ha comenzado a adoptar una serie de medidas que incluyen el aumento del número de equipos de emergencia capaces de comunicarse en inglés o el establecimiento de un centro de llamadas multilingüe.
El servicio telefónico, que esperan poder abrir en el próximo año fiscal- que en Japón comienza en abril de 2015-, será gratuito para hoteles, restaurantes y taxistas locales, y proveerá al personal de intérpretes en inglés, chino y coreano para hacer frente a posibles incidencias. Y es que tal es el "complejo" que acecha a los japoneses por no hablar un inglés correcto, que en algunos establecimientos de comida está prohibida la entrada de extranjeros para evitar problemas ocasionados por el idioma.
Con servicios como éste, el Gobierno nipón quiere "cosmopolizar" la ciudad y hacerla más acogedora para los turistas. Además, el departamento de bomberos de la capital aportará su granito de arena aumentado el número de equipos que hablan el idioma anglosajón de los 13 actuales hasta 36, ya que a pesar de contar con "tableros de comunicación" con imágenes y textos en inglés y japonés, la comunicación directa es más eficiente.
Para que los más de 20 millones de turistas que el Ejecutivo liderado por Shinzo Abe se ha fijado atraer para 2020 no se pierdan entre las caóticas calles de Tokio, el gobierno metropolitano comenzará a impartir seminarios de inglés a voluntarios interesados en ofrecer asistencia lingüística a los visitantes. El ayuntamiento espera tener para entonces unos 35.000 registrados.
"Queremos enviar el espíritu de hospitalidad de Tokio al mundo con estos voluntarios, que se comunicarán en inglés con los turistas extranjeros para ayudarlos a navegar por la ciudad", dice el gobernador de la capital, Yoichi Masuzoe. Cabría esperar que una potencia económica mundial como Japón tuviera más que superada la barrera del inglés, pero lo cierto es que a pesar de estudiar el idioma durante tres años en secundaria, otros tres en el instituto y dos durante los primeros años de universidad, muchos japoneses suspenden.
Los datos más recientes del índice de dominio del inglés English Proficiency Index EF (EF EPI) otorga a Japón el puesto 26 de su lista, compuesta por un total de 63 países. Una competencia moderada nada despreciable, que lo sitúa seis puestos por detrás de España.
Por su parte, el último ránking de calificaciones del examen oficial de inglés TOEFL publicado por la entidad en 2013 revela que Japón es uno de los países asiáticos que peores calificaciones obtiene, sólo por encima de Mongolia, Camboya, Tayikistán, Laos y Timor-este.
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