La estadounidense Lindsey Vonn hizo historia este lunes al ganar el supergigante de Cortina d'Ampezzo (Italia), donde superó, sólo un día después de igualarlo, el récord de victorias en la Copa del Mundo de esquí alpino que detentaba la austríaca Annemarie Moser-Pröll desde hacía 35 años.
Lindsey, de 30, cuádruple ganadora de la Copa del Mundo, se convirtió en leyenda del esquí al superar en la pista Tofana de los Dolomitas los 62 triunfos que logró en esa competición la mítica campeona de los años 70, única hasta la fecha que ha capturado seis veces la gran Bola de Cristal (en hombres, la plusmarca, con cinco, la detenta el luxemburgués Marc Girardelli). Annemarie Pröll -que añadió el apellido Moser al casarse- nació el 27 de marzo de 1953 en Kleinert (Salzburgo) y pronto despuntó.
A los catorce debutó en Copa del Mundo, dos años antes de lograr, en el gigante de Maribor -en Eslovenia, que de aquella aún pertenecía a la extinta Yugoslavia-, la primera de sus 62 victorias, en 1970. Ese año fue la más joven integrante del equipo austríaco que compitió en los Mundiales de Val Gardena (Italia), en los que logró bronce en el descenso, una temporada antes de comenzar su aplastante dominio en las pistas, encadenando cinco triunfos en la competición de la regularidad, entre la temporada 1970-71 y la 74-75.
En su segunda campaña triunfal, la niña prodigio salzburguesa llegó como gran favorita a los Juegos de Sapporo (Japón), donde en 1972 el inmortal Paco Fernández Ochoa sorprendió al mundo al ganar oro olímpico de eslalon para España. Sobrepasada por la presión, se tuvo que conformar con 'sólo' dos medallas de plata, en el descenso y en el gigante, pruebas que ganó la suiza Marie-Therese Nadig.
Con sólo 18 ya era asombroso un palmarés que seguiría engrosando ampliamente los años siguientes, sobre todo gracias a su enorme dominio en el descenso, disciplina en la que, aparte de firmar tres de sus cinco títulos mundiales, logró siete Copas del Mundo y 36 victorias.
A las que añadió 16 en gigante, tres en eslalon y siete en combinada. Moser-Pröll fue campeona dentro y fuera de las pistas. Poco antes de arrancar el curso 75-76 anunció su retirada, con 22 años y cuando ya era pentaganadora de la gran Bola de Cristal, para cuidar a su padre, enfermo de cáncer de pulmón.
Austria enmudeció: Annemarie no competiría en los Juegos de Innsbruck'76, en los que cedió el protagonismo a Franz Klammer, convertido en 'Kaiser' al ganar la prueba reina, el descenso, en el Bergisel de la capital del Tirol.
Al morir su padre, Moser-Pröll regresó a las pistas para culminar una espectacular carrera a la que añadió otro triunfo global en Copa del Mundo (78-79), antes de ponerle el broche de oro al ganar en los Juegos de Lake Placid'80 (EEUU) el único título que le faltaba: el olímpico, en descenso. Se retiró definitivamente con sólo 27 y su patria la festejó de nuevo en 1999 al rendirle merecido homenaje nombrándola Mejor Deportista Austriaca del Siglo.
Justo 25 años después de que Tamara McKinney se convirtiera en la primera estadounidense en ganar esta competición, Lindsey Vonn se anotó la Copa del Mundo por primera vez la campaña 2007-08 y tras repetir las dos temporadas siguientes, la tuvo que ceder -por sólo tres puntos- a su gran rival y amiga alemana Maria Riesch (que ahora es comentarista de la televisión de su país), antes de volver a coronarse ganadora en 2012. Para entonces, ya era doble campeona del mundo y oro olímpico -de descenso, en Vancouver (Canadá) 2010, donde también capturó bronce en el supergigante-.
Nacida el 18 de octubre de 1984 en St.Paul (Minesota), comenzó a competir como Lindsey C. Kildow, su apellido familiar, y con 17 disputó sus primeros Juegos Olímpicos, los de Salt Lake City, en su país, en los que coincidió en el equipo USA con Thomas Vonn, que acabaría siendo su entrenador y marido, desde 2007 hasta 2013.
Su padre, Alan, tomó de forma involuntaria la mejor decisión para el esquí estadounidense al vender su casa en Minneapolis y comprar otra en Vail (Colorado), donde siguió progresando Lindsey, que el 3 de diciembre de 2004 firmó el primero de sus 63 triunfos en la Copa del Mundo, en Lake Louise (Canadá). Su estación talismán. Donde ganó quince veces, logrando casi la cuarta parte de sus triunfos en este torneo. Gran luchadora, la esquiadora más mediática del circuito supo reponerse a numerosas lesiones.
En los Juegos de Turín'06 (Italia), sufrió un aparatoso accidente entrenando el descenso, fue trasladada en helicóptero a un hospital, antes de regresar y acabar octava. Pero su gran retorno lo acaba de protagonizar esta temporada, año y pico después de lesionarse gravemente, por segunda vez, la rodilla derecha en los Mundiales de Schladming (Austria), en 2013, en un accidente que la apartó de los Juegos de Sochi (Rusia), el pasado mes de febrero.
Cuatro años después de tocar la gloria olímpica en Vancouver, adonde llegó asimismo con molestias. Novia de otra gran estrella, el golfista Tiger Woods, ya había vencido ocho veces en Cortina -su segunda "sala de estar"- , la última hace apenas 24 horas, antes de hacerlo este lunes por novena vez en la bella estación italiana. A la que, precavida, se llevó a toda su familia -a sus progenitores con sus nuevas parejas-, que tuvo que esperar antes de festejar: Lindsey marcó el mejor tiempo en el entrenamiento del jueves, fue décima, con condiciones cambiantes, en el descenso del viernes; y no compitió el sábado, al suspenderse la prueba por mal tiempo.
El domingo igualó la plusmarca de Moser-Pröll y este lunes la mejoró al lograr su sexagésima tercera victoria, esta vez, por delante de la austríaca Anna Fenninger y de Tina Weirather, que se fotografiaron junto a ella en un podio histórico. Su récord sólo lo mejora, en hombres, el sueco Ingemar Stenmark, con 86 victorias.
Cifra a la que podría apuntar Lindsey, que tiene previsto competir hasta los Juegos de PyeongChang (Corea del Sur), en 2018. En total, lleva 32 triunfos en descenso, 21 en supergigante (disciplina que no existía en los tiempos de Moser-Pröll), tres en gigante, dos en eslalon y cinco en combinada. Tiempo tiene de lustrar aún más un palmarés que, de mano, podrá engrosar el mes que viene ante sus compatriotas: los Mundiales se disputan en Vail. Lindsey buscará oro en casa. Y visto su estado de forma, opta a los dos títulos de velocidad.
EFE