Una genialidad de Benzema desatascó a un Real Madrid que sigue frío. Fue en el minuto 63. El francés se calentó, despertó su talento y en una combinación de habilidad e inspiración para irse en un espacio reducido de Alexis y Naldo, apuró hasta la línea de fondo, levantó la cabeza, esperó a que llegara Cristiano Ronaldo y le dio la asistencia de gol.
Una jugada más en la que hay que explicar que Benzema, aunque lleve el '9', no es el goleador del equipo. Es algo más. Un futbolista que inventa jugadas, desequilibra por fuera del área y desconcierta a sus marcadores. El gol es para el portugués, que no hizo un buen partido, pero apareció como un delantero centro para rematar la jugada de su mejor socio. La resistencia del Getafe no tuvo recompensa. Se impuso el talento en esa jugada de fantasía de Benzema. Bale sentenció el partido en una acción de contraataque.
El galés, inalcanzable en velocidad, cazó un envío largo de James. El Getafe se rindió y Cristiano Ronaldo firmó la goleada con un remate de cabeza, de ariete puro, tras un centro de James. El portugués, gris como el día, acabó el partido con dos tantos. Al Real Madrid le costó una barbaridad entrar al partido. El frío, la hora madrugadora y un Getafe ordenado y comprometido con una idea le pusieron más cuesta arriba su recuperación.
En la primera media hora ofreció síntomas de un resfriado futbolístico. No fue un equipo brillante, alegre, con riesgo, fluidez y ritmo. Tuvo problemas para sacar el balón jugado desde atrás, para dar dos y tres pases seguidos, para manejar la pelota en corto y recurrió al pase largo. Un equipo espeso e, incluso, conservador. Ni Cristiano Ronaldo ni Bale aparecían para asustar al Getafe.
El plan de Quique Sánchez Flores, que presentó un once valiente con Sarabia, Sammir, Pedro León y Álvaro Vázquez como referencias arriba, tuvo fases en que se hizo con la posesión de la pelota y obligó a los jugadores madridistas a correr detrás de ella. No se sentían cómodos y el partido estaba en el terreno que le interesaba al conjunto azulón.
Era un Real Madrid impreciso, desconectado, lento y sin llegar a la portería de Codina con claridad y peligro. El Getafe desactivó al Real Madrid con una táctica en la que cerró los caminos por el centro, no dejó espacios para el contraataque y una buena presión. Pasada la media hora, el equipo de Ancelotti se desperezó. Empezó a llegar con más soltura por la banda izquierda en la que entraron Marcelo, Benzema y James. El francés desequilibró con su clase en el área y puso un balón a James. Primer aviso.
El segundo ya lo dio el propio Benzema, con un disparo peligroso que desvió Codina con el pie. El Getafe dio pasos atrás. Bale, el 31’, apareció con otro disparo que desvió Codina. Cinco minutos después fue Isco el que amagó y recortó en la frontal del área y disparó con intención a la escuadra. Codina, atento y bien colocado, volvió a desviarla. El Real Madrid ya tenía otra velocidad y llegaba con peligro. El Getafe sufría. La primera parte finalizó con empate a cero, pero con un último aviso de Kroos, que envió al larguero la pelota.
El Real Madrid salió más decidido y con otra velocidad más alta en la segunda parte. Movió más rápido la pelota, combinó con más precisión y fue más vertical. Una jugada entre James, Isco y Benzema, el 52', dejó al francés ante Codina. El portero fue decisivo otra vez al disparo potente, pero centrado del galo. El equipo blanco ya era un martillo. Llegaba mucho y con facilidad. El Getafe era un sufrido espectador. Codina evitó otro tanto a un disparo raso y ajustado de James. Benzema, James, Kroos e Isco tiraban de un equipo en el que Bale y Cristiano Ronaldo no se encontraban cómodos. Hasta que apareció la fantasía de Benzema para romper la monotonía y acabó con la fe del 'Geta'.
Por Ulises Sánchez-Flor / Lainformacion
