El Real Madrid aleja los fantasmas de la crisis con un completo partido ante el Espanyol. El equipo de Ancelotti reacciona en la jornada clave para sus intereses. Suma tres puntos, no permite la sorpresa y calienta, todavía más, el encuentro entre el Barcelona y el Atleti el Camp Nou.
El líder ha vuelto. Lo hizo ofreciendo el trofeo del Mundial de clubes a los aficionados del Bernabéu, el torneo en el que se dejó la energía y que, junto a las vacaciones navideñas, le provocaron una bajada de tensión. No era un problema de cansancio, sino un resfriado. Se había enfriado el juego y le pasó factura ante dos buenos equipos, el Valencia y el Atleti. El problema estaba en la pérdida del estilo que más favorece a las estrellas. El Real Madrid había caído en la excesiva elaboración, el dominio de la pelota y las posesiones improductivas.
No generó mucho peligro y tuvo poca efectividad en las dos últimas derrotas. Ancelotti reunió a sus jugadores el jueves y les dijo que había que volver a ser un equipo vertical, directo y veloz. Lo cumplieron a rajatabla contra el Espanyol, pese a que los de Sergio González pusieron un 4-4-2, con las líneas juntas y sin dejar espacios. No resistió a la fiereza, movilidad y velocidad con la que empezó el partido el líder. La primera parte fue un equipo muy riguroso con las instrucciones de su entrenador.
En el primer minuto hubo dos acercamientos del Espanyol. Uno de Caicedo y otro de Sergio García. Dio la sensación de que los dos delanteros iban a ser una pesadilla para Varane y Pepe. Fue un espejismo. El Real Madrid empezó muy activo, se movió muy bien por todo el campo, no permitió que sus ataques fueran estáticos ni que la pelota circulara lenta y en horizontal. Se propuso ser un equipo eléctrico y profundo y acabó arrollando al Espanyol.
El primer gol fue el ejemplo. Bale desplazó la pelota a Cristiano Ronaldo en un pase de cuarenta metros preciso, el portugués tocó atrás de primeras y James apareció como una gacela para rematar según venía. Un golazo de tiralíneas, que hacía justicia al dominio y la superioridad blanca. Antes, Benzema había estrellado una pelota en el poste de Kiko Casilla y Varane había tenido un par de cabezos que inquietaron a la defensa. El Real Madrid llegaba con muchos jugadores al ataque, robaba rápido y salía con velocidad.
No dudaba. Isco y Kroos trabajaron fuerte en el centro del campo, estuvieron activos y conectaron con los de arriba. Isco sigue a un nivel muy alto. Apareció por todos los lados. Bajó hasta la defensa para coger la pelota e iniciar el juego, presionó y se movió entre líneas con habilidad y peligro. En su afán por recuperar la pelota cerca del área del Espanyol le hicieron una falta. Bale se la pidió, pese a que Cristiano Ronaldo estaba cerca de él. Era para el perfil del galés. Su golpeo fue sensacional.
Ajustó la pelota, pegó en el poste y Kiko Casilla la siguió con la mirada. Otro golazo de un jugador diferente, que tiene mucho potencial y que hace muchas cosas buenas y bonitas que pasan desapercibidas. Fue un Real Madrid activo, potente, fuerte y ambicioso. No le dio oportunidades al Espanyol. Le anuló en la primera parte. En la segunda, fue clave la expulsión, en el 53', de Coentrao por una entrada a Cañas. El árbitro Fernández Borbalán mostró la roja al lateral portugués por ir con las piernas por delante en un balón divido y la amarilla a Cristiano Ronaldo por protestar. Ancelotti decidió quitar a James y metió a Nacho.
En inferioridad numérica, el Espanyol tuvo más control de la pelota y el Real Madrid se replegó. Apostó por los contraataques. El Real Madrid, con espacios, se econtraba a gusto con las galopadas de Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo. El partido se rompió y Ancelotti entendió que sobraba un delantero y había que meter un jugador de más contención en el centro del campo. Quitó a Benzema y sacó a Illarra. Equilibró el equipo y recuperó la solidez. Pudo haber cerrado el partido en una jugada, en el 72', en la que Bale, a la contra, apuró para definir y no le pasó el balón a Cristiano Ronaldo.
El portugués se molestó. Recordó a la jugada de Mestalla y parte del público se lo recriminó al galés. Las pocas esperanzas del Espanyol se esfumaron con el gol de Nacho. A falta de quince minutos, se sumó al ataque. Fue un pase de Arbeloa. Una combinación entre los dos laterales. Ganó el Real Madrid con el mismo resultado que le hace falta para eliminar al Atleti en la vuelta de la Copa.
por Ulises Sánchez-Flor / Lainformacion
