MADRID (Paola Núñez | ESPN) — De la mano de un Neymar imparable, Barcelona avanzó a la semifinal de la Copa del Rey con una victoria por 3-2 ante el Atlético de Madrid. Barça se vio pronto en desventaja, cuando Fernando Torres se hizo presente en el marcador a los 38 segundos. La grada estalló en júbilo pues se hacía ya en la semifinal.
Pero los aficionados rojiblancos, que olvidaron que cuando el cuadro catalán se lo propone, no hay manera de frenarlos. Barcelona, por caótico que resulte en defensa, funciona como un reloj adelante y no hay mucho que hacer cuando Neymar, Luis Suárez y Lionel Messi tiran a matar, y menos, si trabajan juntos.
En su primer disparo a puerta, el brasileño devolvió la ventaja a los suyos poniendo las tablas. La jugada inició en los pies de Lionel Messi, quien cedió el balón a Luis Suárez, que encontró un hueco para ponérsela a Neymar, que hacía rato que había dejado a Giménez atrás para batir a un frágil Oblak. Habían pasado apenas ocho minutos de tiempo corrido.
Ni la suerte ni la esperanza había abandonado, todavía, al Atlético. Si bien se trataba de la última chispa, sirvió para que Raúl García marcara el 2-1 desde los 11 pasos después de que Gil Manzano decretó un penal a favor de los locales por una falta de Mascherano a Juanfran en el límite del área. El Calderón respiró pues Neymar ya había amenazado con un gol que le fue anulado.
El regalo del silbante salió carísimo a los locales. Un gol anulado más al Barcelona dejó a la grada con el alma pendiendo de un hilo antes de que Miranda, en un intento de despeje, marcara en su propia puerta. La situación empeoró para los locales poco después, cuando Neymar hizo trizas las pocas esperanzas que les quedaban con un polémico gol. Mientras los rojiblancos discutían reclamando por una mano de Jordi alba dentro del área, el Barcelona aprovechó para contraatacar.
En la jugada resultante, Neymar aprovechó la debilidad de Oblak, que se quedó tumbado mientras el brasileño, solo, pegado al poste, empujó el balón al fondo de la red. Y como no resultaba complicada la perspectiva de tener que marcar tres, el Atlético se disparó en el pie al quedarse con 10 para la segunda parte cuando el capitán Gabi perdió la cabeza en el túnel de vestuarios y continuó una bronca que había iniciado cuando el árbitro pitó el final de la primera parte. En el caos que siguió, el capitán rojiblanco habría perdido la paciencia y abofeteado a Neymar.
Los últimos 45 minutos fueron una tortura para un Atlético de Madrid en inferioridad numérica y un paseo para el Barcelona, que apenas hizo lo necesario para mantener el resultado ante un rival herido de muerte. Poco a poco, la grada se sumió en un incómodo silencio apenas roto por los gritos de frustración o los silbidos cuando la delantera del Barcelona hacía un esfuerzo por aumentar su renta y se asomaba por el área defendida por Oblak, si bien no se volvieron encontrar en una posición cómoda para rematar.
La noche funesta del Atlético de Madrid acabó con la expulsión a Mario Suárez a cinco del final por doble amarilla. Con los deberes hechos y el boleto a la semifinal en la mano, Barcelona simplemente esperó a que el tiempo hiciera su trabajo, apenas haciendo lo mínimo para que el Atlético no volviera a amenazar a Ter Stegen.