2015, año no olímpico, será sin embargo decisivo para saber dónde se celebrarán y cómo serán los Juegos del futuro y para ajustar al detalle la preparación de los de Río de Janeiro 2016, que empezarán a rematar sus grandes obras.
La Comisión de Evaluación del COI para los Juegos de Río que preside la marroquí Nawal El Moutawakel viajará a la ciudad brasileña en febrero y en agosto para inspeccionar los trabajos, si bien expertos del organismo internacional cruzan continuamente el Atlántico para controlar el ritmo de los trabajos.
La primera visita de la Comisión estará seguida por una reunión en el mismo Río de la Comisión Ejecutiva del COI, su órgano de gobierno, que quiere así simbolizar la máxima atención que presta a la organización de los siguientes Juegos.
Pero la gran decisión de 2015 será la elección de los Juegos de Invierno de 2022, el 31 de julio en Kuala Lumpur, y con solo dos candidatas, una oferta insólita. Almaty (Kazajistán) y Pekín son las únicas aspirantes, tras la retirada de otras por falta de apoyo de sus habitantes o de sus gobiernos.
Antes del 7 de enero, en estos primeros días del año, vence el plazo para que ambas ciudades presenten ante el COI sus respectivos informes de candidatura y, muy importante, sus garantías financieras.
Competencia cerrada
A siete meses de la elección, las ofertas de Almaty y Pekín son tan distintas y tan inesperadas que no se puede hablar de cuál tiene ventaja. Ninguna de ellas tiene gran experiencia en organizar competiciones de alto nivel en deportes de invierno. Almaty sería la primera sede olímpica en su región y Pekín la primera ciudad en haber organizado Juegos de Verano (2008) y de Invierno. También se elegirá el 31 de julio la sede de los Juegos de Invierno de la Juventud de 2020, con otro cara a cara: la rumana Brasov lo intentará ante la suiza Lausana, clara favorita.
EFE