Han pasado casi nueve años, pero Billy Pierce no se ha olvidado de la sorpresa que se llevó cuando llegó al U.S. Cellular Field listo para celebrar que el cubano Orestes "Minnie" Miñoso fuera inmortalizado en el Salón de la Fama.
"Pensé que era algo seguro", expresó Pierce, quien jugó nueve temporadas con Miñoso en los Medias Blancas. "Llegué y la recepcionista me dijo que Minnie se había ido y estaba bastante decepcionado. Todos estábamos decepcionados. No sabíamos qué había pasado".
Un comité especial de expertos con el poder de evaluar a candidatos de las Ligas Negras exaltaron a 17 de los 39 en la papeleta, pero no a Miñoso (ni a Buck O'Neil). Muchos estuvieron asombrados que se le negara la entrada a un hombre que se lo merece, aunque no es el único.
El ex guardabosque nunca recibió más del 21 por ciento de los votos de la Asociación de Escritores de Béisbol de los Estados Unidos — posiblemente porque sus regresos inventados por Bill Veeck (ex propietario de los Medias Blancas) para llamar la atención significaron que solamente estuvo en la papeleta una vez en los primeros 22 años después de su último juego de importancia — y fue rechazado por el Comité de la Era Dorada hace apenas tres años, cuando el fallecido Ron Santo fue elegido.
Miñoso, quien cumplió los 89 años de edad el mes pasado (o 92, dependiendo de cuál de sus dos fechas presentadas es la correcta), sigue esperando que algún día tenga su placa en el Salón de la Fama, donde son reconocidos los jugadores más brillantes y los pioneros.
"Ya no puedo esperar más", dijo Miñoso en Chicago el mes pasado durante la presentación de Joe Maddon como mánager de los Cachorros.
Miñoso está de nuevo en la papeleta del Comité de la Era Dorada, esta vez junto a Pierce, ganador de 211 juegos, y Dick Allen, quien fue Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1972 como integrante de los Medias Blancas. Pese a que a los votantes e historiadores no han podido comprender el legado de Miñoso, su caso es muy llamativo. "¿Cuántos son como Miñoso?" dijo Pierce.
"Es difícil entender las votaciones para el Salón de la Fama. Pero para mí, él merece estar ahí. Su historial lo demuestra. Fue bueno con el guante. Podía tirar. Sabía correr las bases. Tuvo un promedio de casi .300". Miñoso comenzó su carrera en Cuba y ayudó a los Cubanos de Nueva York a ganar la Serie Mundial de las Ligas Negras en 1947.
Jugó en la antesala en aquella temporada, pero fue jardinero cuando jugó nueve partidos con los Indios en 1949. Miñoso tenía al menos 25 — y posiblemente 28 años de edad — cuando injustamente no fue elegido como Novato del Año de la Liga Americana en 1951 (vale la pena comparar la temporada de Gil MacDougald de los Yankees con la del cubano), pero de todas maneras jugó 15 campañas en la Gran Carpa antes de partir a la Liga Mexicana después de que los Medias Blancas lo dejaron en libertad en 1964.
Acumuló excelentes estadísticas ofensivas y ganó tres Guantes de Oro; por eso Bill James lo califica como uno de los mejores 10 jardineros izquierdos de todos los tiempos, por encima de 12 miembros del Salón de la Fama. Sin contexto, los números en la carrera de Miñoso no sobresalen. Bateó .298 con 186 jonrones, 1,023 impulsadas y 205 estafadas. Pero Miñoso fue mucho mejor de lo que indican dichas estadísticas.
Fue un bateador que negoció 814 pasaportes y se ponchó apenas 584 veces. Eso es excelencia, especialmente cuando algunos lanzadores le apuntaban a la cabeza de los bateadores. Miñoso ocupa el noveno lugar de todos los tiempos en bolazos (192), encabezando el Joven Circuito en dicha categoría en 10 ocasiones. A pesar de todo, Miñoso jugó con tanta alegría que James recalca eso como su mayor legado.
"El fantástico nivel de pasión por el juego … brillaba en todo lo que hacía, cada jugada que hacía", manifestó James vía correo electrónico. En un trecho de 10 años desde 1951, Miñoso estuvo entre los primeros 10 en promedio en ocho ocasiones; entre los primeros 10 en bases robadas en nueve temporadas (encabezando la Liga Americana tres veces); entre los 10 primeros en dobles en ocho ocasiones; y entre los primeros 10 en jonrones en dos ocasiones.
Fuera del terreno, Miñoso tuvo que ser igual de perseverante. Fue el primer jugador latino de piel oscura en las Grandes Ligas. Enfrentó el racismo en un país en el que no hablaba el idioma. "Había solamente dos clases de jugadores en aquel entonces", manifestó Miñoso. "Había blancos y negros, y yo no era blanco".
Pierce dice que Miñoso nunca pidió que se le tratara diferente. Mantuvo una sonrisa en momentos en que otros hubiesen estallado de rabia. "Especialmente durante sus primeros años", indicó Pierce. "No cabe duda de que fue bastante difícil. Minnie es una gran persona. Nunca se quejó de nada".
El también cubano Tany Pérez y el puertorriqueño Orlando "Peruchín" Cepeda, miembros del Salón de la Fama, han dicho que querían ser como Miñoso. "Orestes Miñoso fue el Jackie Robinson para todos los latinos — la primera estrella que les abrió la puerta a otros jugadores latinos", señaló Cepeda. "Fue el héroe de todos. Yo quería ser como Miñoso. Roberto Clemente quería ser como Miñoso".
A pesar de los obstáculos culturales y del idioma, Miñoso fue muy popular en Chicago, entre los aficionados y especialmente entre sus compañeros. Fue generoso a la hora de compartir su experiencia con compañeros jóvenes como Jim Landis. "Quiero mucho a Miñoso", declaró Landis. "Me atrevo a decir que fue mi primer padre en el béisbol. Es un gran tipo". También fue un buen jugador.
Por Phil Rogers / MLB.com