LeBron James fue invitado a la boda de Dwyane Wade el mes pasado. Udonis Haslem mantiene una amistad con su ex compañero. Chris Andersen todavía utiliza sus zapatillas. No hay ponzoña, ni odio, ni siquiera palabras fuertes. En realidad, no hay nada.
Así que cuando el Heat de Miami y los Cavaliers de Cleveland —el ex equipo de James y el nuevo equipo de James— se enfrenten en un partido de pretemporada el sábado en Río de Janeiro, no habrá una lucha a muerte, ni un equipo furioso porque el astro que lo ayudó a disputar cuatro finales de la NBA al hilo se fue para volver a jugar con el club de su ciudad natal. Además, tampoco es que el partido cuente para algo.
"Estoy seguro que todos haremos lo mejor posible", comentó el alero del Heat, Chris Bosh, quien provocó algo de suspicacia cuando dijo el martes que no ha hablado con James desde que se fue a Cleveland. "Ahora mismo no, pero sí el día de Navidad".
El primer duelo "real" entre James y el Heat será cuando Cleveland visite a Miami el 25 de diciembre, en una de las fechas más importantes para la NBA, y sin duda ese encuentro generará más interés que este.
El partido entre Miami y Cleveland en Brasil casi no llamó la atención cuando fue anunciado en abril, y al igual que la mayoría de los duelos de pretemporada, el resultado probablemente quedará como una anécdota.
"Creo que todos están al tanto que LeBron está jugando contra su antiguo equipo, y que juega contra un equipo con el que tuvo mucho éxito", comentó el martes el entrenador de los Cavaliers, David Blatt, antes de viajar a Brasil. "Y estoy seguro que ellos saben que no es un partido cualquiera".
Blatt cree que a ambos equipos ayuda que el partido se juegue en una sede neutral, a miles de kilómetros de Cleveland y Miami. "Creo que le quita presión a ambos, realmente lo creo", señaló.
AP