Omar Ndiaye es un joven de 18 años cuya pasión es el baloncesto. Juega en el equipo de su instituto, el Monte del Sol, en el estado de Nuevo Mexico, Estados Unidos y es el máximo anotador. La suya sería una historia más de no ser por un detalle: Omar tiene una discapacidad, ya que nació sin mano y parte del antebrazo derechos.
Para Omar, su discapacidad no es un obstáculo, ya que domina el juego, bota, dribla y lanza con una precisión admirable. Promedia 19 puntos por partido, toda una mejora respecto a los 4.7 que promediaba la temporada anterior.
Ndiaye juega de base y según su entrenador, Nick Rivera, "tiene buena visión de juego, es un buen penetrador y sabe cuándo tiene que pasar el balón". Uno de sus secretos para driblar contrincantes es la velocidad de piernas, conseguida gracias a que también practicó fútbol, como centrocampista.
"Es imprevisible, nunca sabes qué va a hacer", dice su compañero Ryan Vanderham, que asegura que "la gente lo subestiman al principio, pero creo que los sorprende cuando le ven jugar".
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