Allá por mayo, después que ambas fueron eliminadas temprano en el Abierto de Francia, las buenas amigas Serena Williams y Caroline Wozniacki volaron de París a Miami para relajarse y pasarla bien. Fueron a la playa, a un partido de los playoffs de la NBA, y publicaron en redes sociales bastantes fotos de sus aventuras.
"Serena es una chica divertida. Es tremendo salir con ella, siempre me hace reír y hace reír a todos los que están con ella", comentó Wozniacki, quien entonces acababa de terminar su relación con su prometido Rory McIlroy. "Definitivamente es una persona que te inspira".
Unos cuantos meses después, Williams y Wozniacki vuelven a estar juntas, ambas pasando por un gran momento en la cancha y a punto de enfrentarse el domingo por la final del Abierto de Estados Unidos. Así que cuando andaban de fiesta por la Florida, ¿hablaron sobre la posibilidad de mejorar sus temporadas? "No, para nada. Ni siquiera una vez", relató Williams, quien busca su 18vo trofeo de Grand Slam y sexto del US Open, donde ganó los dos últimos años.
"Nunca hablamos mucho de tenis, ya que pasamos tanto tiempo de nuestras vidas en una cancha. Igual que con (mi hermana mayor) Venus. Lo último que queremos pensar es en tenis. En todo caso, hacemos lo posible por NO pensar en una derecha o un revés".
Sí conversaron poco antes de empezar a jugar en Flushing Meadows, resaltando que el sorteo dejó a la favorita Williams y a la décima preclasificada Wozniacki en lados opuestos del cuadro. "Fue algo como, 'oh, sería mucho mejor que nos enfrentáramos en la final y no antes'. Yo sólo estaba contenta porque no estábamos en el mismo lado del cuadro en este torneo", señaló Williams. "Por supuesto que pensamos, 'sería fabuloso que pudiésemos jugar en la final, porque no hemos tenido el mejor de los años en los Grand Slam".
Eso es cierto. Williams no ha perdido un solo set en las dos últimas semanas, alargando su racha invicta en el US Open a 20 partidos. Pero la estadounidense perdió en la cuarta ronda en el Abierto de Australia, en la segunda ronda en Roland Garros y en la tercera ronda en Wimbledon. Wozniacki, cuya reputación como una contragolpeadora es el opuesto del estilo agresivo de Williams, cayó en la tercera ronda en Melbourne y Wimbledon, y en la primera ronda en el Abierto de Francia.
La gran diferencia es que Williams no está acostumbrada a ser eliminada tan temprano en estos torneos. La número uno del mundo ha alcanzado al menos una final de Grand Slam en cada una de las ocho últimas temporadas, en las que conquistó 10 títulos de majors. Wozniacki, en cambio, jugará apenas en su segunda final de un Grand Slam, y perdió la vez anterior frente a Kim Clijsters en 2009 en Flushing Meadows. "Sin duda aprendí mucho en estos años", comentó Wozniacki, cuya relación con el famoso golfista McIlroy terminó cuando ya habían enviado las invitaciones a la boda. "Me encantaría… ganar un Grand Slam", agregó.
"Definitivamente haría que la prensa deje de hablar de que no he ganado un Grand Slam, así que eso sería fabuloso". A pesar de su amistad, ni Williams, que cumple 33 años este mes, ni Wozniacki, una danesa de 24, creen que su amistad fuera de la cancha tenga algún efecto el domingo en el estadio Arthur Ashe. "Cuando estamos en la cancha, dejamos a un lado la amistad.
Ambas somos competidoras", dijo Wozniacki, quien perdió ocho de sus nueve duelos previos contra Williams. "Después del partido, una de nosotras va a felicitar a la otra y volveremos a ser amigas. Está bien". Williams, por supuesto, tiene bastante experiencia dejando a un lado los sentimientos al enfrentar a una oponente. Después de todo, ha jugado 25 veces contra su hermana Venus, incluyendo en ocho finales de Grand Slam. "Si puedo jugar contra Venus, puedo jugar contra cualquiera. Crecí con Venus, en realidad hemos vivido juntas por 33 años", dijo Williams, riéndose, "lo que es bastante patético".