Por Paola Núñez, ESPN
Un cabezazo de Karim Benzema y un potente disparo de Cristiano Ronaldo salvaron el arranque de Liga para el Real Madrid, que venció 2-0 al Córdoba en el Santiago Bernabéu.
Respiró el cuadro merengue, que encontró en una de las 'Cenicientas' de la Primera División un rival que puso a prueba su tesón, pues compensaron la enorme diferencia entre el más rico y el más pobre con mucho orden y nervios de acero.
En ningún momento perdió la calma el Córdoba, que apoyado por cerca de 4 mil aficionados volvió a la élite después de cuatro décadas. Los de Albert 'Chapi' Ferrer, con las líneas bien definidas, trabajaron en bloque y cerraron los espacios, la mayor parte del tiempo con una línea de cinco hombres en la zaga.
El cuadro merengue, con su habitual formación de tres hombres en la media y tres en ataque, apenas comienza a despertar del letargo veraniego y se le nota. Sin Xabi Alonso en la cancha, dejaban espacios en defensa y aunque Toni Kroos dio mayor precisión al juego, James Rodríguez no terminaba de ajustarse. Cristiano Ronaldo, que esta noche disputó su partido número 250 con la camiseta del Real Madrid, se movió constantemente al centro del ataque, permitiendo que James se posicionara en banda, pues al momento que se movía hacia el centro, interfería en la fluidez del juego.
Aún así, fueron varias las ocasiones en que el Real Madrid hizo un intento por acercarse en la primera mitad, aunque pocos los disparos de los tres hombres fuertes de ataque. Pero de tanto intentar meter balones al área, el cuadro local logró tomar la delantera en una jugada a balón parado.
Fue precisamente en un cobro de Kroos desde la esquina el que encontró la cabeza de Benzema, quien había ganado la espalda al defensa cordobés para marcar el 1-0. Un mal trago para Córdoba, aunque pronto volvieron en sí, pues no estaban dispuestos a asumir el papel de víctima.
El cuadro andaluz buscó el empate y tuvo varias llegadas pero no fue hasta los últimos minutos de la primera mitad en que estuvieron cerca de anotar. En un tiro de esquina, Iker Casillas dudó en la salida y si no es por que Sergio Ramos estorbó a Havenaar, se habrían ido al descanso con el empate. La grada no perdonó y dedicó a Iker una sonora rechifla. La primera de la noche.
El juego decayó en la segunda mitad hasta que 20 minutos del final, una jugada polémica despertó a las gradas, cuando Xisco anotó un gol por debajo de Iker Casillas después de que este repeliera un disparo de Fidel. Se había marcado fuera de lugar en la jugada inicial.
La grada no lo toleró y silbó, no se sabe si a Iker o al equipo entero, pues para entonces hasta Cristiano Ronaldo había desaparecido. El portugués, que no ha hecho una buena pretemporada y no está a tope físicamente, jugó a una menor intensidad de lo usual. Ancelotti movió fichas en ese instante para poner remedio a la situación. Sacó a James, que no lograba encontrar un lugar cómodo en la cancha y a Álvaro Arbeloa para enviar a Isco y Dani Carvajal. Poco después, fortaleció la zona defensiva del mediocampo con Sami Khedira, sacrificando a Karim Benzema en el ataque.
El Madrid ganó consistencia en defensa y se vieron más cómodos en ataque, lo suficiente para hilvanar jugadas con mayor peligro.
Fue entonces cuando apareció Cristiano, que aún en estado latente, es su mejor arma. Dio aviso a tres del final cuando había burlado a la defensa para recibir un pase desde atrás y batir a Juan Carlos. La mala suerte quiso que la bandera estuviera ya levantada pero no falló a la siguiente, y con un potente tiro desde lejos marcó el segundo para calmar a la grada que empezaba a temer que era éste el comienzo de una temporada demasiado larga.
