En la elaboración del champán, tras la primera fermentación del vino, éste se embotella y se le añade, entre otros ingredientes, levadura y unos 25 gramos de azúcar.
Las botellas se cierran con un tapón especial y se colocan en posición horizontal para que se complete la segunda fermentación.
En ésta se produce una importante cantidad de anhídrido carbónico, que eleva la presión en el interior de la botella a unas 6 atmósferas. Una estrategia para evitar su estallido es modificar la base hacia una forma cónica, que proporciona una mejor resistencia a la presión.
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