Son cuatro letras que nunca olvida. Que, asegura, tiene tatuadas en el corazón. El nombre de su patria sobrepasa cualquier división, cualquier separación que exista por motivos políticos. Y aunque no lo diga con palabras, en su mirada se nota lo que significa Cuba para él.
Leonys Martín, grandeliga de los Rangers de Texas, recuerda a la isla, y a través de su vínculo con la pelota, le volvería a sentir el contacto de su país. Así reconoce le ilusiona la idea de vestir el uniforme de su país, al que representó en varios torneos incluyendo el Clásico Mundial de Béisbol de 2009.
“Uno de mis sueños es volverme a poner de nuevo las cuatro letras. Estoy 100% seguro de acuerdo en jugar con la selección”, aseveró Martín, de visita en Miami en la serie de dos partidos de su equipo ante los Marlins. El proceso con la isla siempre es complicado y aunque se ha sugerido en el pasado la posibilidad de que Cuba juegue el Clásico Mundial con jugadores que ya escaparon del país, Martín no se enfoca en detalles logísticos.
“Ya sea un equipo de aquí o uno de allá no sé. Es el sueño [jugar otra vez con la selección] de muchos de los que estamos acá”, apuntó. “Hoy en día tendríamos un equipo mucho más competitivo”.
Vida de ajustes
Martín ha descubierto que un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia en el béisbol de las Grandes Ligas. Quizás siempre lo supo, pero fue a principios de este mes que lo internalizó. Todo nació de una conversación con el mánager de los Rangers, Ron Washington, quien finalmente pareció convencer a Martín que su éxito en la pelota pasaría por el sólo hecho de hacerle swing a las pelotas en la zona de strike.
Una perogrullada, pero efectiva. “Para batear para promedio tienes que hacerle swing a los strikes. Y eso no lo estaba haciendo. Al menos no de forma consistente”, reconoció el jardinero. “Es algo que gracias a Dios he adaptado y que me gusta hacer, coger pitcheos y tratar de alcanzar las bases”.
Desde el 12 de agosto, el día de su conversación con Washington, Martín batea .476 (21-10) con un doble y una base robada. Su promedio se incrementó de .249 a .261. Además desde esa fecha promedia 4,57 pitcheos por aparición al plato, por encima de 4,09 que llevaba en la contienda antes de ese día.
“Está haciendo los ajustes. Está trabajando en ello”, reconoció Washington. Y Martín lo celebra. “Esa es la clave, hacer los ajustes. Esa es la diferencia para ser consistente y mantenerte en un nivel así. Por eso es que destacan hombres como Miguel Cabrera, por eso tiene resultados así”, consideró.
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