¿Un técnico inglés para el Barcelona? Aunque suene extraño y pocos candidatos puedan cumplir con las expectativas de uno de los mejores equipos del mundo, lo cierto es que hay una tradición que hace años no se continúa. El último gran técnico inglés fue el genial Bobby Robson, quien condujo al Barcelona en la temporada 96-97.
Pero doce años antes de Robson arribó a la banca del club catalán un técnico desconocido: Terry Venables, quien en ese momento era el técnico del Queens Park Rangers, firmó para ser el jefe del Barcelona en la temporada 1984.
"No lo podía creer. Ir de los Rangers al Barcelona era algo increíble y si no lo aceptaba, tal vez nunca volvería a ocurrir", recordó Venables en diálogo con la BBC. "Fue un salto gigante", añadió. Y no solo era un paso gigante, sino que también debía reemplazar a un hombre con mucho nombre en el fútbol: el argentino César Luis Menotti, campeón del mundo en 1978.
Maradona y Venables
Además de que tenía que reemplazar a alguien con un nombre mayor que el suyo, Venables tenía otros retos importantes para esa temporada: administrar un equipo en el que estaba el que era considerado el mejor jugador del mundo, Diego Armando Maradona. Y otro gran objetivo fue intentar conquistar un título de liga para el Barcelona que no conseguía desde 1974. Pero eso no era lo que le decían en la calle.
"Lo único que me decían es que mientras derrotara al Madrid, ya sería una gran temporada. Yo les respondía que podíamos ganar la liga y entonces todos comenzaban a reírse", recordó.
Lo cierto es que el primer partido de aquella temporada fue contra el Madrid de Butragueño, al que vencieron 3-0 y fue el comenzar para acabar con el mito de los diez años sin títulos, que finalmente se dio en aquella temporada.
Al mirar la nómina las cosas no estaban nada mal. No solo contaba con el genial zurdo de Villa Fiorito, sino también con el alemán Bernd Schuster y cuatro jugadores de la selección española de fútbol que habían logrado llegar a la final de la Eurocopa de ese año. "Estaba feliz de dirigir a Maradona", recordó emocionado.
"Pero el primer día de trabajo se acerca el presidente y me dice que tenemos que vender a Maradona porque estaba en la quiebra. El mejor jugador del mundo no tenía un centavo", añadió.
Entonces le echaron todo el rollo: el año anterior, debido a la lesión en uno de sus tobillos, 16 amigos provenientes de Argentina habían llegado a Barcelona para hacerle compañía y que de esa forma no estuviera aburrido. Y todo el gasto del hospedaje y las comidas le tocó pagarlo a él. "Maradona era muy parecido a Paul Gascoigne –el mediocampista inglés acosado por el alcoholismo-. Afuera y dentro del campo. Mi primer trabajo consistió en vender a Maradona", dijo Venables. Entonces sucedió lo que todos conocen: Maradona fue vendido al Napoli italiano por una cifra que hoy suena un poco ridícula, US$10 millones.
Las contrataciones
Con un hueco enorme en el mediocampo que deseaba tener con la partida del argentino, comenzaron las pujas con las directivas para encontrar los refuerzos.
Mientras el incansable Josep Luis Nuñez querían a la sensación mexicana, que por entonces jugaba para el Atlético de Madrid, Hugo Sánchez, Venables entregaba una petición por el delantero escocés Steve Archibald. O cómo titulo la prensa catalana "Steve ¿Quién?".
"Archibald era un goleador fino. Me hizo sentir orgulloso de mi elección, porque yo sabía que él era el delantero que necesitábamos ese año", dijo Venables. Sanchez, por lo pronto, se fue al Real Madrid al año siguiente y ganó cinco títulos seguidos con el equipo español.
Cambió la mentalidad
La única gran contratación fue Archibald. Lo siguiente fue ajustar el equipo bajo tres ideas: promover jugadores de la cantera, gran esfuerzo físico y mucha presión. "El mayor legado de Venables en el Barcelona fue darle importancia a entregarlo todo en el campo y tratar cada partido como fuera el último", le dijo a la BBC el periodista de Barcelona Sports, Toni Frieros. Y añadió que: "El cambió la mentalidad del fútbol en el Barcelona.
Fue fundamental para cambiar la mala suerte del equipo en los años anteriores". Los periodistas recuerdan además, que a pesar de que no sabían nada de él, Venables les ayudó siendo amable con la prensa y respondiendo todo lo que le preguntaban. "De hecho apareció en varios programas de televisión. De alguna forma cambió la forma en que veíamos a un técnico de fútbol", dijo Frieros.
La final del 86
Pero fue algo más lo que hizo quedarse en el corazón de los culés: en 1986 logró guiar al equipo a la segunda final de la Liga de Campeones, frente al Steaua de Bucarest. "Estuvo tan cerca de ganar la Liga de Campeones, lo que lo hubiera convertido en una leyenda. Cruyff siempre será el primer técnico del Barcelona en quedarse con la Champions, pero fácilmente pudo haber sido Venables", recordó Frieros.
Pero precisamente, esa final frente al Bucarest el principio del fin del técnico británico en el Barcelona. Después de llevar a Gary Lineker y Mark Hughes, renunció al equipo después de un desastroso inicio de la temporada 1987-88. De allí se marchó al Tottenham Hotspur inglés.
Posteriormente dirigió a la selección inglesa en la Eurocopa de 1998. Pero lo cierto es que después de su partida del Barcelona, los blaugranas florecieron: 12 títulos de liga y cuatro Liga de Campeones. Ahora todos esperan que Luis Enrique le meta ese espíritu al equipo: ahora él tiene a Lionel Messi, no a Maradona. Luis Suárez por el fino Archibald. Pero tal vez, sin esa llamada a Venables en 1984, el club seguiría de capa caída.
Por Tom Rostance BBC Deportes