El serbio Novak Djokovic está acostumbrado a hacer buenas obras, y no fuera de la cancha, sino en plena acción y en los torneos más importantes, los llamados 'grand slam'. Resulta que esta semana el primer preclasificado de Wimbledon avanzó a la tercera ronda no sin antes protagonizar un acto de verdadero espíritu deportivo cuando cedió un punto ante su rival Radek Stephanek, tras una bola dudosa que picó en su lado.
La jugada se produjo en una devolución de Stephanek que aparentó picar fuera de las líneas, justo al frente de Djokovic, quien instintivamente le pegó a la bola y la dejó en la malla. No obstante el oficial cantó el tiro fuera de Stephanek, quien protestó de inmediato. En la revisión del vídeo se notó que la bola realmente picó en territorio bueno, justo en la línea.
El juez de línea iba a ordenar que se jugara de nuevo el punto, pero entonces el serbio intervino y le concedió el punto al checo Stephanek, a pesar de que el partido se encontraba un reñido cuarto set.
Eventualmente Djokovic se impuso 6-4, 6-3, 6-7, 7-6. "Por eso fue que le pedí a la multitud que aplaudiera", dijo Stepanek a Prensa Asociada. "Fue un acto increíble de espíritu deportivo, y eso prueba el grandioso campeón que es".
El serbio, por su parte, vio el acto como algo natural. "Lo he hecho algunas veces en el pasado. Sí, está bien, el punto era importante… Sin embargo, pienso que era lo justo. Es algo que yo esperaría también que mi oponente haga por mí. No pasa muy a menudo, desafortunadamente", dijo Djokovic, quien hoy vuelve a la cancha en Wimbledon ante el francés Gilles Simon.
No es el primer gesto noble del serbio en pleno escenario competitivo. El mes pasado en otro de los cuatro torneos grandes del año, el Abierto de Francia, Djokovic aprovechó una pausa forzada por lluvia durante su partido contra el portugués Joao Sousa, y demostró su buen espíritu deportivo.
Djokovic, en dicha pausa por la lluvia, se puso a conversar con uno de los muchachos que recogen las bolas sueltas (ballboys) durante el juego y que generalmente pasan desapercibidos. Djokovic invitó al joven a sentarse a su lado en la banca, intercambiando su raqueta por un paraguas, y ganándose el aplauso de los presentes.
Incluso, el serbio sacó una bebida de su bulto y ante el asombro del joven, le hizo un ademán para que abriera la botella y tomara. Hasta un choque de botellas hubo, cual si hubieran realizado un brindis. "Tuvimos una amena conversación. Es un tenista, así que le pregunté cuánto tiempo lleva jugando y cómo disfruta el trabajo de recogepelotas", contó Djokovic en ese momento.
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