"Nem em cem anos o Benfica vai conquistar outra taça europeia" (Ni en cien años, el Benfica conquistará una copa europea). La frase, que pesa como una losa en el club lisboeta, fue pronunciada por el entrenador austro-húngaro Bela Guttmann, cuando dejó el equipo portugués.
Guttmann, había ganado dos Copas de Europa, en los años 1961 y 1962 con el Benfica, fue despedido al no acceder el Benfica a concederle un aumento de sueldo, poco después de ganar el segundo título continental. Para romper el conjuro de Guttmann, el 28 de febrero de 2014, el Benfica colocó frente a la puerta 18 del Estadio da Luz una estatua de bronce del extécnico, de dos metros de altura, realizada por el escultor húngaro Szatmari Juhos Laszlo.
Rui Gomes da Silva, vicepresidente del Benfica y exministro portugués, aseguró en la inauguración que "no se trata de exorcizar a ni nadie, sino de hacer el homenaje debido" al extécnico.
El Benfica de esta forma trató de congraciarse con Bela Guttmann, un judío húngaro, que tiene un vacío en su biografía, ya que nada se sabe de él entre 1939 y 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.
UN ‘MAL DE OJO’ QUE AÚN PERDURA
Desde la maldición lanzada por Guttmann, el club lisboeta ha disputado siete finales continentales, cinco de Copa de Europa o Champions League y dos de Copa de la UEFA o Europa League. Todas las ha perdido.
El miércoles, en una nueva final de la Europa League, tendrá la octava oportunidad de romper ese maleficio, en el partido decisivo contra el Sevilla en Turín. Guttmann, licenciado en psicología y profesor de baile, como sus padres, llegó al Benfica en 1959 y remodeló la plantilla. Fichó a jóvenes de las colonias portuguesas de la época, como Mozambique, de donde trajo al mítico Eusebio. Ganó dos Copas de Europa, en las finales ante dos equipos españoles. Primero, en 1961, derrotó al Barcelona (3-2), en la llamada 'final de los palos', en la que los catalanes estrellaron cuatro veces el balón en los postes, mientras que en 1962 derrotó al Real Madrid por 5-3.
Pocas semanas después de aquella final, sería despedido por pedir más dinero, y lanzó su maldición. Desde entonces cayó en cinco finales de la Copa de Europa o Liga de Campeones: en 1963 (con el chileno Fernando Riera como técnico, ante Milan), en 1965 (contra Inter), en 1968 (en que su rival fue Manchester United), en 1988 (cuando cayó ante el PSV Eindhoven), y por último en 1990 (al perder con el Milan). También perdió dos finales de la Copa de la UEFA o Europa League: en 1983 (contra el Anderlecht) y en 2013 (frente al Chelsea).
Guttmann entrenó en doce países, tres de ellos sudamericanos, ya que condujo al Quilmes argentino en 1972, al Sao Paulo brasileño en 1957-58 y el Peñarol en 1962.
Manu Azpicueta / lainformacion