Paulo Bento, el seleccionador de Portugal, advirtió ayer viernes que Cristiano Ronaldo podría no estar listo para el debut mundialista ante Alemania, el 16 de junio en Bahía. El goleador sufre una fuerte inflamación en el tendón rotuliano de la pierna izquierda por falta de descanso.
Alguien menos importante no habría entrado en la convocatoria. Como abanderado del equipo portugués, Cristiano gozará de todas las atenciones a la espera de recobrarse de la temporada más extenuante de su carrera. Pero su estado físico es una incógnita.
“Hay jugadores que no podemos utilizar”, dijo Bento. “No tenemos plazo para el regreso de Cristiano al trabajo sobre el césped. Lo primordial es cuidar la salud del jugador. Tampoco pondremos un plazo para que vuelva a competir. Hay que dejarlo tranquilo. Hasta el día 15 de junio el reglamento de la FIFA nos permite hacer alteraciones en la convocatoria en caso de lesión. A partir del 15 esa opción se extingue. Nuestro trabajo es gestionar de la mejor manera a los 23 que tenemos aquí para intentar que el 16 estén listos para competir”.
Bento dejó entrever que Cristiano podría quedarse fuera del Mundial si no mejora en las próximas dos semanas. El técnico se mostró rotundo. Fuentes próximas a la federación de Portugal señalan que Bento intenta por la vía tremendista disuadir a los dirigentes y a los patrocinadores de ejercer presiones para que la estrella juegue los amistosos contra México (el 6 de junio en Boston) e Irlanda (el 11 en Nueva Jersey).
Estas mismas fuentes sostienen que Cristiano jugará contra Alemania y que seguramente llegue en buenas condiciones debido al tratamiento que recibirá durante 20 días de su fisioterapeuta de confianza, el portugués Antonio Gaspar.
En este sentido, Bento confirmó que la federación portuguesa ha contratado a Javier Santamaría, el veterano fisioterapeuta del Madrid, que es una de las personas que mejor conoce las dolencias del goleador. Santamaría acompañará a Cristiano a Brasil para ayudar a Gaspar en la curación. Los problemas persistentes de Cristiano respaldan el dictamen de los médicos del Madrid.
Los especialistas de Sanitas que lo examinaron en la primera semana de abril alertaron al jugador: si no descansaba, la tendinitis rotuliana que sufría en la rodilla izquierda se le volvería incontrolable, poniendo en peligro incluso su participación en la Copa del Mundo.
Cristiano hizo caso a medias. Descansó en tres partidos de Liga (Real Sociedad, Almería y Celta) y en la final de Copa en Mestalla, a donde acudió exhibiendo una leve cojera. Forzó para jugar ante el Dortmund, aunque finalmente se quedó en el banquillo, y más tarde ante el Espanyol, retirándose en el calentamiento. Jugó con dolor contra el Valencia y el Osasuna en Liga, y disputó las semifinales de Champions contra el Bayern, y la final contra el Atlético, sin curar por completo la inflamación.
En estas condiciones de precariedad le metió dos goles a Osasuna, uno al Valencia, dos al Bayern en Múnich cuando la eliminatoria estaba resuelta, y, de penalti, el 4-1 al Atlético, en el minuto 120 de la final de Champions. Lo celebró como si hubiera sido el gol más relevante de su carrera descubriéndose el torso ante una cámara y posando como fisiculturista. Luego trascendió que estaba interpretándose a sí mismo porque participa en el rodaje de una película: Cristiano, The Movie.
Los médicos le advirtieron que su cuerpo estaba rozando el límite y que los plazos de curación se alargarían cada vez que interrumpiera la terapia antes de tiempo. Pero Cristiano desconfió del diagnóstico. Después de la ida de semifinales contra el Bayern, el 23 de abril, se presentó ante los medios de comunicación y tachó a los traumatólogos de alarmistas. “Algunas personas”, dijo el futbolista, lanzando un mensaje velado, “no querían que jugase. Pero lo hice y no pasó nada.
Estaba con un poquito de miedo porque era el primer partido después de tres semanas de descanso pero no sentí ninguna molestia. Los próximos partidos estaré perfecto”. Célebre entre sus conocidos por la atención hipocondríaca que pone en el cuidado de su salud, midiendo calorías, grasas y proteínas en cada comida y practicando ejercicios en su casa todas las tardes, Cristiano se comportó de un modo extraño con su rodilla. En lugar de asustarse ante el el dolor los médicos que trabajan para el Madrid advirtieron al club de que les ocultó las molestias hasta que la inflamación se hizo insostenible.
Frente a las advertencias, Cristiano respondió acudiendo a tratarse con médicos particulares que, al parecer, restaron importancia a la tendinitis y le animaron a ser atrevido. Estos médicos provienen del entorno profesional de Jorge Mendes, el poderoso agente de Cristiano que, además, pasa por ser su mejor amigo y lo más parecido a una figura paterna.
Fuentes próximas a Gestifute, la sociedad que dirige Mendes, aseguran que el empresario se muestra entusiasmado ante la idea de que Cristiano se convierta en el mejor futbolista de todos los tiempos. Para que lo consiga, le anima a que juegue todos los partidos posibles y rompa récords individuales, principalmente de anotación. A sus 29 años, Cristiano ganó la ‘bota de oro’ tras convertirse en el máximo goleador de Europa esta temporada a fuerza de disputar todos los minutos de partidos más o menos irrelevantes.
Mendes cree que su jugador solo puede validar sus méritos ganando más ‘botas de oro’ y más ‘balones de oro’ que nadie. Messi tiene cuatro ‘balones de oro’. El objetivo es que Cristiano acumule cinco. El Balón de Oro, concedido por la FIFA, es el premio individual más importante que existe.
Desde que Cristiano ganó el segundo de su carrera, el pasado enero, sus compañeros estiman que le ha cambiado el carácter. Observan que se ha empecinado de tal modo en obtener el tercer trofeo que ha obrado con un individualismo extremo, descuidando incluso su salud y los intereses del equipo para satisfacer su ambición. En la directiva del Madrid opinan de forma parecida.
Por Diego Torres / El Pais