MIAMI, FL, Han transcurrido dos meses desde que el astro inglés David Beckham saltó a un escenario, dándole la espalda a la resplandeciente Bahía de Biscayne y anunció planes de iniciar una franquicia de la MLS en Miami.
La idea, y Beckham, han sido aceptados ampliamente por cada sector de la ciudad. Lo que no ha sido capaz de conseguir su fama es un acuerdo sobre dónde colocar el estadio. "Todo iba muy bien hasta hace unas semanas", comentó Beckham. "Y creo que nada que vaya a ser exitoso, y para mí esto tiene que serlo, será así de fácil".
Beckham y su equipo han puesto la mira en el Puerto de Miami, un terreno de 210 hectáreas (520 acres) conocido como "La capital mundial de los cruceros" y "Puerta de carga de las Américas".
Casi cada porción del puerto ha sido desarrollada, con una excepción notable: la esquina suroeste que tiene una vista espectacular del panorama urbano de Miami. El principal opositor al plan es la Miami Seaport Alliance, una coalición de líderes empresariales y políticos entre los que se encuentra Royal Caribbean Cruises, uno de los operadores de cruceros más grande del mundo.
Sus oficinas están junto en el lugar propuesto para el estadio. La alianza sostiene que el estadio amenazaría las operaciones de cruceros y de carga, creando mayor tráfico vehicular y riesgos de seguridad, preocupaciones que los socios de Beckham insisten no tienen fundamento.
La coalición argumenta además que un estadio a la postre pondría en peligro los 207.000 empleos que genera el puerto, creando al mismo tiempo puestos menos lucrativos en la industria de servicios. "Un estadio de fútbol en el Puerto de Miami es francamente una locura", declara un anuncio de la coalición publicado en varios periódicos.
Hay mucho en riesgo para el puerto: El condado está gastando más de 2.000 millones de dólares en mejoras para hacer de Miami un centro logístico global. El puerto está trabajando para ser más profundo y recibir los barcos más grandes que atravesarán el ampliado Canal de Panamá, el cual iniciará operaciones en 2015.
Por otra parte, el puerto tiene una deuda de aproximadamente 1.000 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los más endeudados de la nación. Moody's recortó recientemente su calificación crediticia. "Estamos hablando de un enorme ingreso económico o una enorme pérdida económica", dijo John Fox, presidente de la alianza y un ex ejecutivo de Royal Caribbean.
Una opción mencionada para mejorar las finanzas del puerto: Desarrollo comercial de su esquina suroeste. El plan del puerto señala que el ingreso por propiedad inmobiliaria comercial genera ingresos para otros puertos, pero los opositores dicen que el plan de Beckham no proporcionará eso.
"El puerto y el turismo son los dos motores que mueven a Miami", dijo Norman Braman, un multimillonario distribuidor de automóviles y ex propietario del equipo de la NFL Eagles de Filadelfia, quien apoya a la Miami Seaport Alliance. Él se opuso sin éxito al estadio de béisbol de los Marlins de Miami, pero luego encabezó exitosamente en 2011 el retiro del alcalde del condado que autorizó el estadio sin realizar una votación. "Y un estadio y desarrollo comercial que han sido propuestos simplemente no encajan aquí".
John Alschuler, socio de Beckham y asesor en bienes raíces que ha encabezado proyectos de desarrollo en portuario en las ciudades de Nueva York, Hong Kong y otras metrópolis, dijo que el desarrollo de un estadio y otras propiedades comerciales probablemente generaría ingresos anuales de entre seis y diez millones de dólares. Señaló que la franquicia crearía menos de 100 empleos directos, pero daría como resultado miles de puesto de trabajo indirectos en restaurantes y negocios cercanos.
Alschuler además negó que empeoraría el problema de tráfico vehicular, señalando que los aficionados llegarían hasta alrededor de las 6:30 p.m., horas después de que hayan zarpados los cruceros. "Es pura desinformación deliberada, arbitraria", dijo Alschuler sobre las aseveraciones de la alianza. El más reciente equipo de fútbol del sur de Florida, el Fusion de Miami, jugaba 48 kilómetros (30 millas) al norte del puerto y permaneció en la MLS sólo tres años, hasta 2001, debido a baja asistencia de aficionados.
El antecedente llevó quizá a Beckham y asociados a dos conclusiones: El estadio debe estar en el centro de la ciudad y el equipo debe ganar. La última palabra es del alcalde y la comisión del condado. Carlos Giménez, alcalde de Miami-Dade, ha pedido a Beckham que considere un sitio alternativo cerca de la arena del Heat, equipo de la NBA.
Pero ha señalado que podría potencialmente apoyar un estadio en el Puerto de Miami. Beckham, por su parte, regresó a Miami el martes, tuvo reuniones privadas con comisionados y ponderó el sitio sugerido por Giménez. "Queremos beneficiar a la gente", dijo Beckham. "Esta parte de Estados Unidos no ha tenido un equipo de fútbol durante bastantes años, y merece uno".
Por Christine Armario / AP
