PHOENIX –En el primer tiempo, México quedó en estado de coma. En el segundo lapso fue punto y aparte. Del 2-0 que parecía letal y apocalíptico en la primera mitad, se salió de las catacumbas para enderezar el 2-2, en este amistoso ante EEUU en el Estadio de la Universidad de Phoenix. Al final, ante 59,066 espectadores, con dominio mexicano, el Tri perdonó a EEUU, en un segundo tiempo con un cambio radical de actitud y de pulcritud en el futbol. México en el pecado llevó la penitencia.
El ensayo de la primera mitad, poniendo bajo examen a tres jugadores: Marco Fabián, Rogelio Chávez y Jesús Zavala, con los dos últimos reprobando el curso, sufrió innecesariamente en su propio caos y desorden. Fabián, en tanto, tras un primer tiempo infame, al concederle libertad en el complemento, pudo disponer de tiempo, libertad y oxígeno para dar algunos matices de su talento, pero sin garantías de que llegue a Brasil.
Estados Unidos mostró también dos caras opuestas. Un primer tiempo en que aprovechó la abulia mexicana y se apropió de terreno, balón y marcador, pero con los ajustes del Tri en la segunda parte, no tuvo capacidad de reacción, acaso la suficiente para no permitir una derrota.
BOMBARDEO… La defensa aérea que tanto ensayó México el martes, se la vulneraron sin complicaciones 24 horas después. En una misma ofensiva, Moisés Muñoz había salvado un fusilamiento, y enseguida en el cobro de esquina, Michael Bradley sentencia el 1-0 al minuto 14, ante la modorra y lentitud de Jesús Zavala. El control del marcador se refleja en la cancha. EEUU demuestra que ha estudiado a México.
Lo presiona en el fondo, le obliga a salir con pelotazos, con balones divididos, sin permitirle siquiera un respiro en las salidas. y en ello colabora que ni Zavala, ni Marco Fabián y ni el mismo Brizuela, entienden la urgencia de servir de desahogo y de auxilio. Y de esa manera, el desarticulado Tri no encuentra mecanismos ni rutas ofensivas. El complejo proceso para recuperar balones, se viene abajo con la facilidad con la que pierde el balón. Por su parte, EEUU, despliega fácilmente. No lleva prisa. Y siempre se ofrece al relevo un jugador libre al rescate, cuando los mexicanos acosan al conductor, de esta manera iguala fuerzas en sus salidas al frente.
De esa manera, no sorprende que al minuto 27 coseche el 2-0, nuevamente al tomar desordenado y desacomodado a México, en un contragolpe de recorrido corto: servicio al vértice del área chica, Bradley prolonga y en un trámite simple, pero sin titubeos, Wondolowski anticipa y empuja el 2-0, y de paso suma su noveno gol en los últimos diez juegos con EEUU.
Con la ventaja duplicada, EEUU consigue exhibir aún más las calamidades del Tri, y se hacen más evidente las fracturas de México, especialmente porque Miguel Herrera ha abusado de su fe, al entregarle el equilibrio del equipo, a tres jugadores que es evidente desconocen o han olvidado sus funciones y recorridos: Fabián, Zavala y hasta Brizuela, quien se siente incómodo al encontrarse siempre de espaldas al arco. Con todos los negros augurios de ese 2-0, dudas sobre Moisés Muñoz y sobre sus experimentos, encuentra el reposo a un Tri en pleno desasosiego en la cancha.
DESPERTAR… Miguel Herrera pone orden defensivo. La apuesta parece suicida. Saca a Gullit, con aparentes molestias en la pantorrilla, y mete a Jiménez, mientras Medina suple al extraviado Zavala. Al menos retoma orden, mientras libera de compromisos a Fabián y Brizuela. Y el panorama cambia, en ese ámbito extremo de matar o morir. Irónico. México elige confrontar a EEUU con sus armas.
Un tiro de esquina a los 49, encuentra a Rafa Márquez abandonado por la custodia estadounidense, y su remate, potente, y sin presiones, permite colocar el 2-1. Incluso, en otro balón aéreo obliga a una cabriola a Rimando para que impida el 2-2, en momentos de pleno apogeo del equipo mexicano. Además de los movimientos, hay otra actitud, y al 56, El Piojo juega la carta abierta de la temeridad: Luis Montes en sociedad con Fabián, saliendo Isaac Brizuela, mientras que Klinsmann apuesta con Landon Donovan, como el símbolo atemorizante de EEUU.
Los papeles se invierten dramáticamente. Ahora es México, con su bayoneta Miguel Layún, quien profundiza y pone en condiciones trémulas al adversario, que ya no encuentra coordinación en las salidas, porque, finalmente, el Tri empieza a anticipar de manera inteligente y constante.
La parsimonia del primer tiempo, se quedó en el vestidor. Y para completar la camarilla y acabar con los experimentos, Miguel Herrera envía a Paul Aguilar por Rogelio Chávez, al darse cuenta que el amontonamiento de EEUU, le permite, finalmente, intentar profundizar por las dos bandas. Y es así como se presenta el 2-2, en el minuto 67, y entre el estallido estremecedor del estadio. Por derecha Paul Aguilar y Luis Montes hilvanan, el disparo del primero revienta el poste derecho de EEUU y aparece Alan Pulido, anticipando a Goodson y a Green, y con nervio y templanza iguala las acciones, en justo premio a la remontada de México.
El delantero de Tigres suma su cuarto gol en tres partidos con Miguel Herrera. Ya con Miguel Ponce por Miguel Layún, el equipo mexicano mantiene el control, pero pierde en la profundidad, aunque continúa el asedio sobre EEUU, cuando ya la afición hace su propia fiesta, cantando el Cielito Lindo y con los coros de "quiere llorar, quiere llorar".
Discutidas decisiones arbitrales, trabajo extra para el cuadro bajo estadounidense y disparos con mucha intención y poca dirección, de Jiménez, Montes, Aguilar y Pulido, le dieron el cierre al encuentro que encuentra en la apacible armonía del 2-2 un saldo que no deja lamentos para nadie, acaso para la despedida de ilusiones mundialistas en los casos de Rogelio Chávez y Jesús Zavala.
Por Rafael Ramos