Cuatro nuevas expediciones anunciaron en las últimas horas que abandonan las escaladas al Everest, tras la muerte de dieciséis sherpas en un alud, a pesar de las llamadas del Gobierno nepalí para que continúen las ascensiones. Con la retirada de International Mountain Guides (IMG), Peak Freaks, Summit Nepal Treks, uno de cuyos sherpas falleció en el accidente, y una cuarta que perdió tres guías en la avalancha, ya son seis las expediciones que abandonan la montaña más alta del mundo.
"Abandonamos la escalada por las peligrosas condiciones tras la avalancha en la Cascada de Hielo", afirmó en su página web International Mountain Guides (IMG), que cuenta en estos momentos con 42 montañeros extranjeros y 35 sherpas en la montaña. La cascada de hielo de Khumbu es el paso donde se produjo el pasado viernes la avalancha que acabó con la vida de los sherpas y según IMG los "doctores del hielo" no repararán la vía por el momento.
El Gobierno urgió hoy en un comunicado a las expediciones que no abandonen las escaladas, por el momento con poco éxito. Representantes de las 31 expediciones que se hallan en el Everest decidieron el domingo en una reunión -dos días después del mortal alud que acabó con la vida de sus guías- que será cada uno de esos grupos el que decida si escala o no la montaña.
Los sherpas reclaman al Gobierno la mejora de sus condiciones laborales, mejores seguros médicos y la creación de un fondo para los guías víctimas de accidentes. Por su parte, los organizadores de expediciones han pedido al Gobierno que hagan válidos los permisos expedidos este año por un periodo de cinco años si las escaladas se suspenden.
Esta temporada 31 expediciones con 334 escaladores foráneos han obtenido permiso para subir al Everest. Cada escalador paga a las compañías que organizan los viajes entre 35.000 y 90.000 dólares, de los cuales unos 5.000 dólares van a parar a los sherpas, guías absolutos de los montañeros en su camino a la cima. Los sherpas abren el camino a los foráneos, colocan las cuerdas de escalada y transportan las tiendas de campaña, comida y bombas de oxígeno.
EFE