Angelo Santana lo apostó todo en un combate donde se jugaba su carrera y su futuro, pero al final bajó del ring con las manos vacías de triunfo y un puñado de experiencias que podrían no servirle de mucho en lo adelante. “La Cobra’’ Cubana (14-2, 11 KO) cayó ayer viernes en la noche por decisión unánime en una velada de SHOWTIME ante Hank Lundy, quien reafirmó una vez más que la veteranía y las cicatrices del tiempo tienen un valor imposible de describir en los récords de los boxeadores.
“Santana es un boxeador unidimensional’’, había comentado Lundy antes de la pelea, y no le faltó razón pues casi siempre dictó el ritmo y el tiempo de las acciones ante un rival que no pudo cambiar de estrategia y reveló algunas carencias de preparación física y de técnica.
El muchacho de Pinar del Río fue todo corazón y es muy probable que haya llevado la mejor parte en los primeros asaltos, pero a partir del quinto Lundy (24-3-1, 11 KO) le arrebató la iniciativa apoyado en un jab incesante que no dejó de martillar el rostro del oponente.
Si los golpes del estadounidense se quedaron mayormente en la guardia de Santana en los comienzos, poco a poco fueron llegando en volumen y fuerza al organismo del cubano, al punto que logró derribarlo en el noveno asalto.
A ratos Santana se quejaba del calzado, constantemente se aseguraba el short, la esquina era un vertedero de agua y en ella el entrenador, Jorge Rubio, trataba de poner más fuego en los puños de su guerrero, pero la reacción vendría tarde y débil.
El mejor round de la segunda mitad del choque para Santana sería el 10mo y último, cuando logró conectar algunos buenos golpes a Lundy, pero ya el mal acumulativo estaba hecho y la decisión de los tres jueces por 98-91 a favor del púgil de Filadelfia resultó justa, precisa con lo sucedido.
Como nunca antes Santana se había preparado para este choque, que era una especie de abre puertas hacia un combate de mayor calado –se hablaba de que el siguiente sería por un título del mundo-, por eso el resultado duele doble en el campamento del cubano.
Mientras Lundy renace en su carrera y se llena la boca para pedir al argentino Lucas Mathysse en las 140 libras, el futuro de Santana está en suspenso, sobre todo con un promotor como Don King que abandona a sus boxeadores en horas bajas como si fueran enfermos con males contagiosos.
Dependerá en gran parte de Santana de que los de este viernes no hayan sido los últimos golpes de su carrera, pero no cabe duda de que la cuesta del ascenso será ahora más larga y empinada luego de dos derrotas –la previa en abril pasado ante Bahodir Madmajdonov- que han puesto en evidencia las brechas de su fortaleza.
Jorge Ebro/Nuevo Herald
