Cuando los grandes se preocupan tanto por afinar cuanto detalle sea afinable, por exprimir al máximo sus posibilidades y no dar la más mínima ventaja, está claro que el 2014 que comienza no es una temporada más, sino el año que puede dejar una huella muy perdurable en la historia del tenis mundial.
Rafael Nadal apeló a una terapia de células madre y a una dieta para olvidarse del pan y el chocolate, mientras Novak Djokovic contrataba a Boris Becker como entrenador y Roger Federer cambiaba de raqueta y "fichaba" como entrenador-consultor a Stefan Edberg.
Nunca como este año hubo tantas señales de ambición desde la cima, y el Abierto de Australia que comienza el lunes con temperaturas frescas, pero ola de calor inminente, le permitirá a uno de los tres partir con ventaja en una lucha que es cada vez más con la historia y menos con el rival.
Aunque a los tres les incomode hablar del tema, la cuenta es sencilla: Federer suma 17 torneos de Grand Slam, cuatro más que Nadal, que es cinco años menor.
El suizo sabe que su récord de títulos grandes está amenazado y, aunque relativice el concepto de "mejor de la historia", con gusto sumaría un par más para diluir la "amenaza Nadal".
"Este es el Grand Slam en el que más mala suerte he tenido", recordó hoy el español, dos veces lesionado en el torneo y directamente ausente en 2013. Si repitiera el título del 2009, el 17-14 entre Federer y él pondría el año al rojo vivo apenas iniciado.
Un noveno título de Nadal en Roland Garros no sorprendería a nadie, pero estrecharía la diferencia a 17-15 para convertir las de Wimbledon y el US Open en cuatro semanas de tensión histórica en el tenis mientras el planeta tiene puestos los ojos en el Mundial de fútbol de Brasil 2014.
Ya sin dolores en las rodillas, Nadal podría encontrarse en Australia con Federer en semifinales si el suizo supera un hipotético enfrentamiento con el británico Andy Murray en cuartos de final. Pero a Federer no le gusta especular. "Un cuadro es un cuadro. Ustedes lo debaten, yo lo juego", zanjó hoy el suizo, que a diferencia de Nadal y Djokovic no jugó exhibiciones en el final de 2013 y se concentró en trabajar en su tenis durante varias semanas de entrenamiento en Dubai, donde también tuvo largas charlas con Edberg, su ídolo de juventud.
Djokovic por su parte, está a bastante distancia de Nadal y Federer en cuanto a títulos de Grand Slam -suma seis-, pero fue el hombre de mejor forma en los últimos meses con 24 partidos consecutivos ganados. No conoce la derrota desde septiembre, aquella final del US Open perdida ante Nadal y que fue el partido clave del año para que el español reconquistara el número uno.
¿Podrá sacarle a Becker el mismo provecho que Murray obtuvo del checo-estadounidense Ivan Lendl? Las apuestas están repartidas en el circuito, donde muchos observadores auguran una relación corta ante un inevitable choque de egos entre el serbio y el alemán. No parece ser el caso de Federer y Edberg.
El suizo tiene una alegría casi adolescente por la oportunidad de trabajar con el sueco, ex número uno del mundo. "Estoy simplemente entusiasmado de que haya aceptado la oferta porque no pensé que fuera a hacerlo. Él tiene una vida, no necesita esto", explicó Federer acerca del sueco de 48 años. El suizo necesita trasladar ese entusiasmo a sus resultados.
Tras un 2012 que define como "interesante", pero que en realidad fue muy decepcionante -sólo un título menor y demasiadas derrotas ante jugadores modestos-, su objetivo es demostrarse a sí mismo que aún es posible competir por lo más grande. Si se insiste en preguntarle -¿algo que quisiera lograr antes de retirarse?-, Federer se permite soñar. "El número uno, porque eso significaría que tendría que ganar probablemente ocho títulos y algunos de ellos deberían ser de Grand Slam", dijo el suizo de 32 años en una entrevista publicada hoy por el diario australiano "The Age".
Tiene que darse cierta prisa, sumar ese décimo octavo grande en 2014, porque ya no sólo Nadal y Djokovic son el problema. Con Murray dueño ya de dos títulos de Grand Slam y el argentino Juan Martín del Potro en creciente buena forma tras la pretemporada más intensa que haya hecho en años (http://dpaq.de/xkwDG), los obstáculos de Federer se multiplican.
Aunque nadie le puede quitar ya lo logrado. "Cuando te dice que quiere jugar la mayor cantidad de años posible es sencillamente increíble, porque mantener la motivación tras haber ganado tanto no es fácil", destacó el checo Tomas Berdych, un jugador que suele complicar al suizo. Y es así: el ex número uno no pierde el entusiasmo, sigue reinventándose y, de paso, disfruta de lo logrado. /DPA