La Fórmula Uno se volvió un deporte predecible y hasta aburrido cuando Michael Schumacher dominó a su antojo y conquistó siete campeonatos mundiales. Ahora, es su compatriota alemán Sebastian Vettel, con Red Bull, el que ha convertido las pistas en su dominio exclusivo.
Varias enmiendas a la reglamentación para 2014, que incluye cambios de motores, busca inyectar un nuevo elemento para hacer la F1 más impredecible y emocionante y no que no todo se circunscriba a la incógnita de quién entra detrás de Vettel.
La revolución más significativa comienza por el motor y se extiende a la aerodinámica de los coches. Basta de espectáculos tediosos que están ahuyentando incluso hasta a los fanáticos de este tipo de monoplazas.
Los pilotos, como si fuesen bebés, deberán aprender a caminar ya que el estilo de conducción variará mucho más que con los cambios introducidos en la última década, entre ellos la prohibición a los repostajes y el empleo de un juego de neumáticos duros y otro blando durante la carrera, lo que obliga a por lo menos una entrada a boxes.
Los equipos tendrán que pasar ahora de motor V8 de 2.4 litros a un V6 de 1.6 litros turbocargado, una medida que exigirá alteraciones significativas en el diseño de los autos y tornaría casi imposible cualquier pronóstico, aunque los tiempos de vuelta serían similares a los de tiempos recientes e incluso algunos récords podrían ser rebanados.
Si bien habrá algo menos de potencia disponible, la limitación del consumo a 100 kilos por carrera (160 ahora) va a aligerar el peso del monoplaza lo que lo haría un poco más veloz.
En las pruebas de clasificación, el bólido tendrá incluso más potencia disponible que ahora durante un tercio de la vuelta. La llegada del motor turbo implica un aumento en la fuerza del motor. Por lo tanto, los pilotos tendrán que aprender a dosificar esa fuerza extra básicamente para no destrozar los neumáticos. /AP