Cuando al armador Derrick Rose se le cuestionó si Indiana era el rival a vencer de los Toros, la estrella de Chicago desestimó a sus oponentes de la División Central, dejando en el olvido las confrontaciones de la década de los 90 entre Michael Jordan y Reggie Miller, y aseguró que el oponente a batir esta campaña era el bicampeón Miami.
Del lado de los Pacers no hubo eco a esas declaraciones, pero en la cancha dieron la más clara opinión cuando arrollaron a Chicago en su primer enfrentamiento de la campaña el pasado miércoles.
El de los Pacers fue un mensaje particular a los Toros con ese triunfo 97-80 y uno general para el resto de la liga, que vio la postemporada pasada como el Heat necesitó de siete partidos para batirlos en la final de la Conferencia Este.
El cuadro de Indiana ya cuenta con el mejor arranque de su historia en la NBA, que se remonta a la temporada de 1977, con su marca invicta de 6-0 y mantiene un trayecto en ascenso desde que el coach Frank Vogel tomó el mando a la mitad de la campaña de 2010-2011.
Después de que Miami salió aelante en la serie por la corona del Este, el joven Paul George, la estrella emergente que condujo a los Pacers a una temporada de 49 triunfos, dijo tras la derrota “el próximo será nuestro año”.
Con esa frase como una profecía, el cuadro de Indiana ha ratificado su condición de tener la mejor defensiva en su frenético comienzo de campaña al aceptar apenas 84.4 puntos de sus oponentes, cuando la temporada pasada fueron la segunda mejor en puntos aceptados con 90.7.
Para esta campaña los Pacers comenzaron a prepararse desde los puestos más altos de su gerencia. El dueño Herb Simon convenció al legendario Larry Bird para que retomara la posición de presidente y, durante el periodo de agencia libre, se enfocaron en fortalecer los puntos más débiles que tuvieron ante el Heat como fue la profundidad de sus jugadores reservas.
Sin la pirotecnia de contratos millonarios que usó Brooklyn, en su afán por ser un equipo contendiente al cetro lo más pronto que pueda, o la firma de agentes libres en busca de segundas oportunidades como hizo el bicampeón Heat, los Pacers se enfocaron en mantener a sus estelares jugadores David West y George, además alcanzaron un acuerdo para que el argentino Luis Scola llegara en cambio.
La renovada trama del equipo sería reforzada con la vuelta de la que fue su estrella hace un par de campañas, Danny Granger, quien aún no ha debutado esta temporada, pero que en plenitud de facultades es uno de los encestadores más letales de la liga.
Como su corazón en la defensiva, la presencia del centro Roy Hibbert es el principal fundamento y en este comienzo despunta para pelear por el nombramiento a Mejor Defensivo de la NBA. “Tenemos todas las piezas para ser un equipo ganador. Lo fuimos la temporada pasada, pero ahora hemos añadido más elementos para mejorar, tenemos muchas armas y ahora es tiempo de cocinar y servir la comida”, explicó George al final de la contundente victoria ante los Toros, otro de los favoritos.
Los Pacers mantienen la esencia que los llevó a ser uno de los cuadros estelares del Este y proyectan con las modificaciones ser más competitivos y convertirse en una de las amenazas más fuertes que encontrará Miami en busca de extender a cuatro años su dominio de la conferencia y a tres anillos de campeón de forma consecutiva.
(Excelsior)