Pese a que las redes sociales llegaron para quedarse, aún estamos tratando de entender el papel que juegan en nuestras vidas y de imponer limites razonables entre lo privado y lo público, lo aceptable y lo ofensivo.
Mientras tanto cada foto que subimos o comentario que hacemos puede tener un impacto inesperado en nuestras vidas, y no siempre para bien.
Laraine Cook, una entrenadora de baloncesto de Idaho constató esto cuando fue despedida de su trabajo por una imagen publicada en Facebook durante el verano.
En la foto la docente de la escuela secundaria Pocatello aparece en bikini en un lago, abrazada a su novio, entrenador del equipo de fútbol del centro, quien cubre uno de sus senos con una mano.
La foto apareció en la red social en el verano y fue removida poco después. Pero alguien esperó el momento oportuno para enviarla de forma anónima a la administración del distrito escolar, que la consideró una violación del Código de Ética de la Profesión Docente de Idaho, según el cual los maestros "no incurrirán en conducta ofensiva para la dignidad común, la decencia y la moralidad de los demás".
¿De qué forma? El distrito no lo ha especificado. Al parecer entre sus amigos de Facebook habían varios estudiantes y las autoridades escolares estimaron que la imagen sentaba un mal precedente.
Otras razones de tono bien personal surgen en una acalorada disputa en la edición web del periódico local, pero ninguna parece justificar completamente la decisión.
Su novio, Tom Harrison, fue amonestado pero no recibió una sanción más severa porque no fue quien publicó la imagen.
Laraine es muy querida por sus estudiantes y amigos. Su esmerado trabajo de entrenamiento le ha dado muchas victorias al equipo que alcanzó el tercer puesto en el torneo estatal de la pasada temporada.
No es de extrañar entonces que sus padres y las jugadoras comenzaran una petición para revocar la decisión. Hasta ahora no han tenido éxito. Esta situación pone de manifiesto las complejas ramificaciones de lo que compartimos en las redes sociales.
También nos hace preguntarnos dónde esta el límite para los empleadores. ¿Hasta qué grado es ético que utilicen aspectos de nuestra vida privada que encontraron en la web para sacarnos de nuestro trabajo?
Solo el tiempo y el uso nos ayudarán a ver este dilema con claridad. Mientras tanto el consejo sigue en pie: tengan cuidado con lo que comparten.
Por Ariel Isaac